Por la mañana fue a ver el auto, a las 14 le pidieron sus datos "para hacer la transferencia" y a eso de las 20 le cayeron los ladrones a su casa del Barrio Hualilán, en Rawson. "No abrás", sugirió tímidamente la esposa cuando escuchó que golpeaban la puerta. José Martín (63) tenía los fajos sobre la mesa y su hija Yamila (26) le ayudaba a contar los $820.000. El hijo de 6 años de ella andaba también por la cocina. El hombre se levantó y se arrimó por la ventana, con algo de desconfianza. "Son policías", dijo. Y abrió. Las dos personas efectivamente tenían vestimenta policial. "Necesitamos una información", largó uno, y sin esperar una respuesta se metieron.
La farsa les salió bien y adentro no tardaron en demostrar sus verdaderas intenciones. "Danos la plata, vos tenés la plata para un auto", gritó uno mientras lo apuntaba con un arma. Martín fue tirado al piso y cuando quiso resistirse fue peor, porque le dieron patadas por todo el cuerpo. "Uno se quedó conmigo todo el tiempo. Me tenía en el piso y en la espalda me apoyaba algo, creo que una punta o un destornillador", contó el hombre. Mientras, el otro se encargaba de juntar el dinero. Los delincuentes habían tomado el control de la vivienda pero la cosa se les puso fea cuando Yamila se dio cuenta de un detalle. "El que juntaba la plata me obligaba a sentarme y yo le decía que no quería. Me dice: "Sentate porque te mato" y me acerca el arma. La veo bien y me doy cuenta que era de juguete porque mi hijo tiene la misma. Se la agarro y sí, era de plástico. Le digo: "Qué caradura, es de juguete" y se quedó helado". El ladrón de inmediato tomó a la joven estudiante del pelo y la revoleó contra el piso. Allí la revolcó y pese a que le dio unas patadas, ella se levantó y volvió a enfrentarlo. Pero todo el coraje se esfumó cuando se dio cuenta que tenía a su pequeño entre sus piernas. El nene lloraba y pedía que "no mataran a su madre". Eso la hizo temblar y reculó. Los delincuentes escaparon con los $820.000 en un auto oscuro conducido por un cómplice que aguardaba afuera. Las víctimas salieron rápidamente a pedir ayuda pero no pudieron hacer nada.
Martín es operado del corazón y toma pastillas para la presión. Por ese problema cobra una pensión, pero para sumar unos pesos sale a llevar pasajeros. Por la mañana desbordaba de entusiasmo cuando fue a ver el Chevrolet Prisma 2019 a la Villa San Patricio de Chimbas. Hoy se arrepiente de haber brindado sus datos al supuesto vendedor, incluido el domicilio. Pero ya es tarde. "Uno trabaja una vida entera, junta moneda por moneda, para tener un mejor pasar, y pasa esto", lamentó.