Señor director:

Hace unos días me sentí discriminada. Sentí que me faltaron el respeto, porque la señora directora, Liliana Maldonado, de la Escuela Normal Superior Sarmiento, me tuvo a la vueltas en plena siesta con más de 40 grados de calor esperando por una vacante para 1er grado, siendo que venía con una nota de la supervisora, profesora Mónica Manubens, para ser aceptada. Después de dos días de tenerme a las vueltas, me dijo que aún no habían ido todos los chicos del jardín del establecimiento a inscribirse y que si no lo hacían, desde la Dirección de la escuela, los llamaban por teléfono para saber si se anotarán en esta institución. Esto fue una excusa para decirme que no. Me tomó el pelo. ¿Desde cuándo las escuelas llaman por teléfono a los alumnos para inscribirlos? Realmente estoy indignada.