Los restos humanos encontrados en el avión que se cayó en el Delta del Paraná fueron trasladados al Departamento de Medicina Forense de San Isidro para comenzar con el análisis de ADN y determinar si corresponden a los cuerpos de los pilotos Matías Ronzano y Emanuel Vega y del pasajero Matías Aristi.

 

Así lo indicó Pamela Suárez, a cargo de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (Jiaac). Además, señaló que ahora el trabajo técnico está abocado a la remoción de los restos de la aeronave y para determinar las causas del accidente. "Necesitamos saber por qué se dio la falla y por qué no hubo una defensa que la contuvo", graficó en declaraciones a radio La Red.

 

Ayer, un equipo de peritos reinició los trabajos en la zona. El avión fue hallado el sábado, tras 26 días de búsqueda, en la confluencia de los ríos Paraná Guazú y Barca Grande, a la altura de la localidad bonaerense de Zárate, en medio de un pantano y hundido de punta a más de cuatro metros de la superficie.

 

Fuentes de la investigación dijeron a DyN que el objetivo "prioritario" es poder desenterrar los dos motores, a los que consideraron "piezas clave" para establecer las causas por las que la avioneta cayó de nariz y a gran velocidad.

 

Asimismo, destacaron que una perra entrenada de la Brigada de Canes K-9 de San Antonio de Areco, llamada Camila, fue la que indicó que había restos humanos dentro del fuselaje de la avioneta sumergida en el pantano.

 

El avión turbohélice salió el 24 de julio a las 14:30 del aeródromo de San Fernando con un plan de vuelo por el que estimaba llegar a las 18:30 a la terminal aérea de la localidad formoseña de Las Lomitas.

 

Seis minutos después de haber despegado, desapareció de los radares del aeródromo de San Fernando y los aeropuertos Jorge Newbery y Ezeiza.