Brenda Micaela Barattini arrancó sin dormir las 48 horas más decisivas desde que está detenida en la cárcel de mujeres de Bouwer, en Córdoba. La arquitecta, de 28 años, está presa desde noviembre de 2017 por haberle cortado parte del pene y los testículos a Sergio F., su amante, con una tijera de podar. Este martes, la fiscalía solicitó la pena de 13 años de prisión y tratamiento psicológico. La querella adhirió a la misma imputación. Este miércoles se conocerá la sentencia.

A su turno, la defensa de la acusada pidió que se la absuelva de la tentativa de homicidio y que se la condene por lesiones gravísimas calificadas por alevosía. En este caso, la pena prevista es de 3 a 10 años de prisión.

Según pudo saber Clarín, el lunes a la noche, en los lugares comunes del penal, las guardiacárceles la vieron "casi sonámbula". Es que horas más tarde, Brenda escucharía los alegatos de la fiscal y de la querella en un juicio en su contra que había comenzado a fines de agosto y, tras una suspensión por el pedido de agravar la acusación, ahora llegó a su instancia de definición.

 

 

La imputación de la fiscalía, a la que adhiere la querella, es por "tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por alevosía". Es decir, la acusan a haber intentando matar a su amante. Según el Código Procesal de la provincia serrana, este delito sólo puede ser juzgado por un jurado popular. 

Ya frente a esas ciudadanas y ciudadanos "comunes" -como los llaman los jueces y fiscales- Brenda escuchó los pedidos de pena en su contra. Esta vez, no permaneció esposada. La clave de sus muñecas libres era que no había nadie en el banquillo de los testigos. Y que tampoco estaba presente la víctima, Sergio F.

La abogada de la querella, Carolina Testa, pidió un resarcimiento civil de 2.027.102 pesos por gastos de curación, lucro cesante y daño moral. 

“El dolo es de homicidio. Un delito no lo rige el resultado, la intención debe surgir de la prueba, no del resultado. Ella dijo ‘ah no, como no se murió mi intención fue lastimarlo’. El elemento que utilizó, la tijera de podar, causa la muerte. Luego no solo no hizo nada para ayudarlo sino que siguió colocándolo en situación de vulnerabilidad para que nadie lo ayudara, al gritar que era un violador. Ella quería desangrarlo y que se muriera”, apuntó la fiscal, Laura Battistelli.

 

 

El celular de Sergio F. Fue secuestrado desde que llegó al hospital. “Nunca encontramos ese video. Ese video nunca existió. Surgió de una declaración de la victima, que dijo ‘si hasta grabamos un video’, porque ella decía que no lo conocía” La fiscal se puso guantes de látex y sacó la tijera de podar. La levantó como un trofeo. A la altura de los ojos de Brenda, sentada Justo frente a ella, en el banquillo de los acusados. “Dice que con esto lo quiso lastimar. Esto es razonable para causar una lesión? Si lo digo se me reirían todos. No es que se vio amenazada (por la supuesta violación) y es lo primero que manoteó. No. Lo premeditó. Ubicó la tijera de podar debajo de la cama. Con él vendado, ella con la cola en su cara, esperó la erección y lo cortó”.

Las búsquedas que la acusada hizo en Google volvieron a ser foco del juicio. "Buscó ‘Cómo borro mensajes’, ‘cómo cortar un miembro. Buscó eso meses antes. No cuando él supuestamente lo violó”, detalló. Por lo que, frente a las críticas de movimientos feministas, Battistelli aclaró que “Brenda no es una víctima de violencia de género. No hay pruebas de que la obligara a mandarle videos, ni de que la extorsionara. Nada. En cambio, hasta el día de hoy Sergio F. no es considerado como la víctima.” Se refiere a los afiches con la cara de Sergio F. que aparecieron en la ciudad de Córdoba y la palabra: “violador". Esto es un caso de violencia de género invertido. Él es la víctima. Ella propone el juego de mandarse fotos. Ella estaba haciendo sexting, y estaba en todo su derecho. Él no la obligó.” La fiscal leyó fragmentos de chats para probar que Brenda proponía “ella misma”, en relaciones anteriores, grabarse y mandarse fotos.

Marcó contradicciones en el relato de la imputada al intentar justificar el motivo del ataque. Siempre en diferentes declaraciones. “Primero dijo que fue porque intentó violarla. Después porque la violó antes. Después porque él mostró fotos y videos de ella. Después porque tenía miedo de que él compartiera esas imágenes. Cuántos móviles hay?”, dijo Battistelli.