Fue en el cumpleaños de su abuela, el día que una tía la vio con los ojos llorosos, como ida. La llamó a una habitación para peinarla y quiso saber. Aquel 6 de octubre de 2020 la nena de 8 años no quiso decir qué la preocupaba, pero la joven sospechó que algo no andaba bien y, junto a su novio, le dieron la confianza para que contara. Lo que reveló, resultó una bomba en esa familia, pues la niña dijo que un tío, muchas veces, le había mostrado sus partes íntimas, le pedía que le hiciera sexo oral, le sacaba la ropa y le mostraba "videos cochinos". Cuando la madre conoció esa indignante situación, entendió por qué su hija se mostraba agresiva, contestadora y, lo más alarmante, por qué no se contenía y ensuciaba su ropa interior. No la sorprendió que apuntara a un tío, un fletero de 54 años que vivía con ellos en la misma propiedad, porque ese sujeto la había manoseado a ella al menos tres veces y le había propuesto que engañara a su marido.
El 7 de octubre de 2020 hubo denuncia. Y en el ANIVI la nena detalló cómo eran los encuentros sexuales forzados con su tío, en los que le "metía sus partes" y siempre le decía que no contara nada porque no le iban a creer. Los psicólogos atribuyeron a inequívocos signos de abuso sexual el hecho de que la menor sufriera pesadillas o que trasladara la angustia a su cuerpo, pues decía sentir "picaduras de bichos y comezón".
Por todas esas pruebas, el juez de Instrucción Guillermo Adárvez procesó a ese sujeto con prisión preventiva por el delito de abuso sexual con acceso carnal. El sospechoso llegará preso al juicio, porque no apeló ante un tribunal superior.