Fornari acaba de cabecear hacia el arco de Bolivia. Histórico.

 
Tal vez las nuevas generaciones no lo sepan, pero en las décadas de 1960 y 70, San Juan tuvo una calidad de fútbol que descollaba a nivel de los grandes equipos del fútbol argentino. Fue desde 1967, cuando por idea de Valentín Suárez, por entonces presidente de Banfield, comenzaron a jugarse los campeonatos nacionales, que mezclaba al fútbol profesional con los que se denominaban "chacareros”. Estos venían del interior. San Martín y Sportivo Desamparados fueron los primeros clubes sanjuaninos en llegar a la máxima competencia de la AFA, cuyos equipos tenían mayoría de jugadores sanjuaninos, con dos o tres refuerzos foráneos. Al revés que en la actualidad. Oscar Fornari, el jugador mediagüino fallecido esta semana en Mendoza, fue producto de esa época de oro. A los 17 años llegó a San Martín, proveniente de Belgrano, de Media Agua. Alguien me dijo que también jugó en Sarmiento de aquella localidad y desde allí, el ojo avizor del cuerpo técnico "verdinegro” que comandaba José Suárez, lo trajo junto a su hermano, Pedro Fornari. Este no pudo quedar en el primer equipo, pero si Oscar, que integró uno de los tríos de ataque más potentes que yo recuerde, junto al riojano Millicay y el pocitano Juan José Pérez. Las condiciones de Fornari fueron advertidas por Gimnasia y Esgrima de Mendoza, uno de los equipos del interior que más se destacaba, junto a Talleres y Belgrano, de Córdoba. Allí jugó junto al recordado Víctor Legrotaglie. Después fue a Vélez y en 1973 llegó su gran hora, cuando fue citado a jugar por la Selección Argentina, que participaba de las eliminatorias para el Mundial de 1974 en Alemania. Era fundamental que Argentina se clasificara, pues de eso dependía que organizara el mundial de 1978. La conducción del seleccionado, a cargo de Enrique Omar Sívori, buscó jugadores acostumbrados a jugar en las alturas, pues el partido fundamental sería con Bolivia, en La Paz. Y ya se sabe que a 4.000 metros es poco menos que imposible ganarle. Y Fornari, hizo el gol del triunfo, en aquella recordada palomita con que conectó un centro que venía fortísimo y a baja altura. Cabeceó y desvió el destino de la pelota hacia las mallas. Con estas palabras lo despidió Alberto Naveda: "Mi querido amigo, un profundo dolor y tristeza siento en este momento, que se llena de fútbol y nostalgia. De acuerdo a nuestros pensamientos "somos” y tú, con fe, talento y convicción, fuiste lo que quisiste ser: un crack. Te decían loco, porque muchos no entendían tu filosofía de vida. A todo le ponías optimismo, sonrisas, alegrías y ese entusiasmo contagioso, solo de los elegidos. Fuiste un ejemplo para aquellos que ven el fútbol como una forma de vida. Todos los que tuvimos el privilegio de estar a tu lado y compartir tu calidad humana, rogamos a Dios por tu descanso en paz”. El "Pájaro” Fornari se fue de palomita hacia la eternidad, con aquel cabezazo histórico, en la inolvidable selección "fantasma”.

Orlando Navarro
Periodista