
Entre las variadas biografías consagradas al ilustre sacerdote, existen una serie de valiosas referencias compiladas en 1936 -primer centenario de su muerte- por los historiadores José Ignacio Delgado y el canónigo Alfonso Hernández. De la referida obra reseñamos los siguientes datos.
Fray Justo Santa María de Oro nació en San Juan de la Frontera el 30 de julio de 1772, hijo de doña Elena Albarracín y don Miguel de Santa María de Oro.
"Los primeros rudimentos del saber debió adquirirlos en el hogar, bajo la dirección de la madre o de algunos de los sacerdotes de la familia, según era costumbre en aquellos tiempos en que no habían institutos privados ni establecimientos públicos".
El joven continúo sus estudios en la Recoleta Dominica de Santiago de Chile. En virtud de sus vastos conocimientos y de las necesidades de la Iglesia, la Curia Romana dio anuencia y con sólo 21 años fue ordenado sacerdote. Posteriormente marchó a España y allí se consustanció con los ideales revolucionarios americanos. De regreso a su patria "el Prior de los Recoletos se unió con sus frailes al movimiento emancipador". Al respecto es interesante señalar que según las actas capitulares inherentes al pronunciamiento de mayo en San Juan en apoyo a la revolución, el clero sanjuanino se adhirió sin reservas al reconocimiento de la Junta.
En 1815, bajo la inspiración de Fray Justo, el convento de Santo Domingo asistió con sus rentas para los gastos que demandaba la formación del ejército, incrementando sus filas con los que habían sido sus esclavos.
En noviembre del citado año "la intendencia de San Juan en su ciudad capital, eligió dos diputados al Congreso de Tucumán, recayendo la elección en el Recoleto Fray Justo de Santa María de Oro, y en el Dr. D. Narciso Laprida". Respecto a su actuación en este acontecimiento, se expresa: "Hay dos actos, aparte de su propaganda apasionada por la declaración de la Independencia, que condensan la doble faz de su existencia: su índole esencialmente religiosa y su ideal político. El creyente manifestó el calor de su fe en aquella sesión en que, por iniciativa suya, el Congreso resolvió aclamar por patrona de América y protectora de la independencia sudamericana a Santa Rosa de Lima". El otro hecho se refiere a la firmeza de posición con respecto a la consulta previa del pueblo, antes de inclinarse a determinada forma de gobierno.
Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia
