Lujo exclusivo. El embalaje que definió la carrera resume lo que ocurrió el último día. Naranjo y Quiroga, cabeza a cabeza, a casi 60 kilómetros horarios buscan la raya con alma, corazón y vida. Los demás ciclistas fueron espectadores privilegiados de la lucha.

 

El primer líder, tras el Prólogo, fue Naranjo, pero después de la multitudinaria fiesta nocturna vivida el miércoles en El Pinar, muchos de los 4.000 asistentes se quedaron con la duda si la descalificación en un embalaje de Mauricio Quiroga había sido acertada. Ahí, antes del inicio de las acciones bélicas sobre la ruta misma, fueron sus nombres los que acapararon la atención.

En la agobiante tarde del jueves en Caucete, el mercedino fue quien aprovechó un lúcido trabajo de sus compañeros, Emiliano Ibarra y Daniel Díaz, para meter un golpe al hígado.

También en Sarmiento, el viernes, fue Quiroga quien impuso condiciones. Lo escoltó Mauro Richeze, compañero de Naranjo y tercero fue Héctor Lucero, el único que pudo terciar, al menos momentáneamente en la lucha, tras ganar la etapa sabatina corrida en Chimbas y birlarle la malla líder a Quiroga a quien había igualado en tiempo, pero, por mejor performance en la última etapa, lo mandaba al segundo puesto.

Así llegaron a un domingo que tuvo de todo, en el que Naranjo y Quiroga volvieron a ser los chicos de la película. El de Rivadavia, que llegó a la contrarreloj tercero, a cinco segundos, fue quien se quedó con la etapa en solitario. Otro municipal pocitano, el chileno Marco Arriagada, se entrometió entre ambos, al escoltarlo a 3 segundos, mientras que el sanluiseño fue tercero a 4 segundos y recuperó la malla líder, quedando por sólo 1 segundo arriba de Naranjo.

A la Avenida de Circunvalación llegaron una veintena de ciclistas en la diferencia de un minuto (el vigésimo,

Facundo Crisafulli, quedó a 57s); distancia, que en otras circunstancias, podía alentar expectativas de cualquiera, pero en este caso no, porque los dos equipos cuyos ciclistas disputaban palmo a palmo la prueba contaban con hombres duchos en el metier de controlar las carreras.

Las metas volantes y las bonificadas cotizaban en oro. Para darle el dramatismo de las películas norteamericanas, Naranjo ganó el primer sprint intermedio, Quiroga fue segundo, estaban empatados en tiempo, pero las 22 centésimas del hombre del SEP, sobre las 90 del “Piquetero” lo mantenían arriba.

Había que jugarse todo por el todo en el sprint final y allí, habiendo aprendido la lección de Caucete, fueron los piqueteros quienes pusieron a su hombre arriba para el remate.