Cuando las oportunidades se presentan, hay que aprovecharlas y mucho de eso le pasó a Colón Junior para iniciar el ciclo de Mario Pacheco como su entrenador con una exagerada goleada sobre Atlético Peñaflor. Fue triunfo por 3-0 del Merengue pero recién concretado en los últimos cinco minutos de partido, cuando el Canario de San Martín se había desprotegido totalmente buscando un empate que hasta ese tramo del partido merecía.
Pero en el fútbol, los goles se hacen y no se merecen. Así, Colón con su arquero Pablo Lucero como figura excluyente para sostener el empate inicial con tres tapadas sensacionales (ante Martiní primero y luego en un tiro libre de Nino Morales), volvió a empezar en el Federal B. Sabiendo que este triunfo reconforta desde lo anímico pero deja abierto también un buen número de problemas colectivos en los que tendrá que trabajar. Peñaflor, de gran primer tiempo, se quedó con la amarga lección de que no se debe perdonar en esta divisional porque luego, se paga con derrota.
En el comienzo, Peñaflor manejó más y mejor la pelota. Con Nino Morales, Omar Sánchez y Andrés Sosa generó lo mejor y en la primera jugada pudo haber tenido penal a favor por una mano de Maxi Herrera que el árbitro Montaña no sancionó. El equipo Canario manejó mejor todo el trámite y a los 19’ tuvo la más clara cuando Martiní quedó mano a mano con Lucero pero ganó el arquero. En el complemento, el arranque fue de Peñaflor otra vez y a los 7’ Lucero le sacó un tremendo tiro libre del ángulo a Morales.
Ahí, reaccionó Colón, se acomodó mejor con el ingreso de Gizzi y en un corner llegó al primer gol tras una serie de rebotes que Wilson Ortiz capitalizó para abrir el marcador. Se fue encima Peñaflor, dejó espacios y recién a los 41’ Colón lo liquidó con la definición del jachallero Pérez tras un error de Olivera. Ahí nomás, Olivares sentenció todo con una definición sutil que ponía 3-0 arriba a Colón casi exageradamente.
Es que Peñaflor no estuvo tan lejos en lo futbolístico pero claro, los partidos se ganan con goles y los que no se convierten en el arco ajeno, se sufren en el propio. Colón volvió a empezar y se dio una buena dosis de autoestima en el momento indicado y contra un rival que no es fácil para nadie en un triunfo que vale mucho más que tres puntos.