Una incursión armada israelí en un campo de refugiados en la ciudad cisjordana de Jericó dejó cinco palestinos miembros del movimiento islamista Hamas muertos y tensó aún más la espiral de violencia en la región, mientras el Gobierno palestino hizo un llamado a la comunidad internacional para que ejerza presión sobre Israel para que levante el asedio militar contra la ciudad ubicada al este de Jerusalén.
El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que controla la Franja de Gaza, confirmó que varios de sus combatientes habían muerto en "un enfrentamiento armado con la ocupación sionista", sin dar más detalles, informó la agencia de noticias AFP.
La incursión armada se produce en medio de una creciente espiral de violencia entre israelíes y palestinos, y después de que las autoridades de Jericó advirtieran que la ciudad se encontraba "asediada" desde un tiroteo a finales del mes pasado.
Según un responsable israelí, que requirió el anonimato, el Ejército estaba en posesión de los cuerpos de los cinco palestinos, asesinados durante esta operación al alba en el campo de refugiados palestinos de Aqabat Jabr, cerca de Jericó.
El Ejército israelí había indicado antes que "varios atacantes armados murieron tras disparar contra soldados" en este campo de refugiados. No informó de víctimas en sus filas.
El Ministerio de Salud palestino indicó por su parte que "tres palestinos fueron alcanzados por balas de la ocupación israelí durante el ataque contra Jericó", uno de los cuales estaba en estado crítico.
Según Tel Aviv, el objetivo de la redada era "el grupo de terroristas de Hamas que cometieron el tiroteo" del 28 de enero, cuando dos hombres armados se acercaron a un restaurante de una colonia israelí cerca de la ciudad palestina, según el ejército.
Uno de los hombres abrió fuego en el local, pero su arma se bloqueó tras el primer disparo, que no causó heridos.
Los sospechosos huyeron y, desde entonces, El ejército ha reforzado su presencia en los alrededores de Jericó. También ha aumentado los registros en los puestos de control.
El jefe de Hamas, Ismail Haniyeh, calificó la operación israelí de "matanza abominable".
"Los héroes del campo de Aqabat Jabr lucharon hasta morir como mártires para defender su tierra y sus lugares santos", dijo en un comunicado. "Las masacres repetidas cometidas por el enemigo en Cisjordania se convertirán en una catástrofe para ellos", agregó.
El gobernador de Jericó, Jihad Abu al Aasal, denunció "un crimen odioso que se suma a los crímenes cotidianos perpetrados por la ocupación contra nuestro pueblo palestino".
"Hacemos un llamado al mundo para detener la ocupación y proteger a nuestro pueblo", declaró a la AFP.
Desde hace casi un año, el Ejército israelí multiplica las operaciones en sectores de Cisjordania cuya seguridad corre a cargo de los palestinos, según los Acuerdos de Oslo (1993).
En lo que va de año, el conflicto israelo-palestino le costó la vida a 36 palestinos, entre los que figuran activistas, civiles y también combatientes. Seis israelíes y un civil ucraniano han fallecido en el mismo periodo.
En 1967, durante la llamada Guerra de los Seis Días Israel ocupó, entre otros, los territorios de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, los cuales, según la ley internacional, pertenecen a los palestinos.
Los palestinos insisten en que las futuras fronteras entre ambos Estados soberanos se tracen acorde a las líneas previas a la guerra de 1967 y admiten un intercambio de territorios, con la esperanza de crear su Estado en Cisjordania y la Franja de Gaza con la capital en Jerusalén Este.
Israel se niega a restablecer las fronteras de 1967 y menos aún compartir con los árabes Jerusalén, que proclamó su capital "eterna e indivisible".