El paso de tanques, aviones y helicópteros fueron los más esperados por los chicos que junto a sus familias se instalaron en Avenida del Libertador para presenciar la vuelta a las calles porteñas del desfile militar por los 203 años de la Declaración de la Independencia, en el acto central que encabezó ayer el presidente Mauricio Macri en el barrio porteño de Palermo.
Macri estuvo acompañado por la primera dama, Juliana Awada, su gabinete de ministros, Marcos Peña, y por el senador peronista Miguel Pichetto, su compañero de fórmula.
Como se estila en este tipo de exhibiciones oficiales, desde el palco, el jefe del Estado autorizó el inicio del desfile.
Los más aplaudidos fueron los Patricios y Gendarmería.
Alan, en brazos de su madre, no salía de su asombro al ver la formación de los comandos de la compañía 601 del Ejército Argentino. Los efectivos llevaban traje de combate, boina negra, enmascaramiento y camuflaje, que a la ingenua mirada de un niño podían parecer un maquillaje verde y negro en el rostro y un montón de pasto falso adherido a la ropa.
Romina, su madre, comentó a Télam que su marido es gendarme, pero que hoy no participó del desfile porque se encuentra en el puerto de Mar del Plata.
Cuando aviones y helicópteros surcaron el cielo, grandes y chicos agitaron sus banderas argentinas con la esperanza de ser vistos por los pilotos. Sobre el cielo volaron varios modelos de aviones pertenecientes a las Fuerza Aérea y que cumplen funciones de combate, entrenamiento o logística como el Pampa III, el Texan o el Hércules.
Luego, llegó el turno de los vehículos de combate: "De un tiro, ese tanque te saca de la faz de la tierra", dijo Ignacio, de 12 años, a su hermano menor, al ver uno de los modelos del Tanque Argentino Mediano (TAM) de la Armada, que con sus dos toneladas y media de peso hizo vibrar el asfalto de la avenida mientras avanzaba.
La Prefectura, por su parte, exhibió varias de sus embarcaciones, pero lo que más llamó la atención fueron los tanques blancos de buceo profundo que utilizan los buzos tácticos.
"Para el día del niño comprame dos de esos", dijo Ignacio -uno de los más locuaces en ese sector del desfile- a su padre, quien respondió con sorna: "Sí, uno blanco y uno negro te voy a comprar".
Pero, sin duda, el momento más emotivo del desfile fue el paso de los excombatientes de Malvinas, a quienes el público aplaudió sin cesar durante casi una hora.
"¡Vivan los héroes de Malvinas!, ¡Viva la Patria!", eran algunas de las frases que el público dirigía a los veteranos de guerra, quienes dejaban ver en sus rostros la emoción que les provocaba recibir enormes muestras de cariño.
Detrás de los últimos veteranos se abrieron paso los Granaderos, quienes montaban caballos blancos, tordillos y alazanes seguidos por la artillería montada y otras formaciones.
En total, más de 4.000 efectivos integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad desfilaron por las calles porteñas y miles de personas asistieron a la celebración en una jornada fresca pero a pleno sol y ya sin el frío polar que cubrió la Ciudad de Buenos Aires (CABA) la semana pasada.
Fue una jornada a pura Patria que disfrutaron porteños y turistas.