Del dicho al hecho siempre hay un trecho: muchas veces es corto y en otras oportunidades se extiende un poco más… Marcelo Gallardo fue el primero en señalarlo y los jugadores lo aceptaron enseguida en sus apariciones públicas, pero es indudable que los efectos de llegar al cielo deportivo el 9 de diciembre todavía tiene sus efectos nocivos.
Un mes y medio después de ganarle la final de la Libertadores a Boca, justo un mes después de regresar al país tras el Mundial de Clubes, River volvió a perder de local en el Monumental, esta vez con Unión.
A 17 puntos de Racing en la Superliga, a ocho de Huracán en la lucha por meterse vía torneo local en la Libertadores 2020 y lejos de la versión Copa 2019, el equipo del Muñeco no pudo generar fútbol fluido, le faltó la intensidad que lo caracteriza, no encontró sociedades, padeció con un campo de juego maltrecho y sufrió ante Unión lo que había sufrido ante Defensa y Justicia.
Ambos, con distintos métodos, aprovecharon la oferta que encontraron enfrente, se aferraron a sus virtudes y se dieron el gusto de ganarle al campeón de América en su cancha.
Fuente: Olé