Fabián Albarracín (46) terminaba de atender al hombre que le lleva facturas, cuando apareció un muchacho con una garrafa. Faltaban minutos para las 21,30 del jueves y jamás imaginó que esa supuesta compra de gas en su comercio del Loteo Santa Isabel, Chimbas, daría paso a un baño de sangre en el que él, su esposa, su hijo y hasta un vecino corrieron serio riesgo de perder la vida. Los cuatro fueron acuchillados y ayer su vecino, Héctor Alvarez (43) seguía internado porque el puntazo que le dieron en el costado izquierdo del abdomen, alcanzó a dañarle el intestino, aseguraron dos de sus hijos.
Albarracín recibió un puntazo en la espalda que casi le daña el pulmón y otro debajo del mentón. Su esposa, María Sánchez (36) recibió un cuchillazo en el costado derecho de su frente y otro en su mano derecha que suturaron con 7 puntos. Según la mujer, la hirieron cuando se interpuso para defender a su hijo de 16 años, porque a él "quiso acuchillarlo en el pecho". De todos modos, el jovencito también recibió un puntazo en el muslo de su pierna izquierda.
María contó que los ladrones eran cinco, cuatro jóvenes y una mujer, que robaron unos $5.000 y la billetera de su marido antes de huir a pie, porque el robo era un escándalo de gritos que llamaba la atención de todos sus vecinos.
MUY VIOLENTOS
Que iba a comprar gas se reveló pronto como una mentira, porque el sujeto sacó un arma de fuego y empeñó en entrar. Forcejeó con Albarracín, que trató de impedirlo, y en medio de la confusión -explicó María- otro ladrón se coló hasta su cocina, donde ella estaba con tres de sus hijos: su hija de 18 años que estudiaba y su hijo de 16 que le daba de comer a su hermanito de 2 años. En un dormitorio estaba su hija de 12 años, que llamó al 911.
"No", alcanzó a decir la hija mayor de María, apenas vio al delincuente. El sujeto estaba armado con un cuchillo y en el acto ordenó a todos que se callaran. Fue el momento más tenso porque el delincuente se le fue encima en el acto al hijo de María para acuchillarlo, pero ella se interpuso y allí recibió los dos puntazos. El chico, de todos modos, también resultó herido en el muslo de su pierna izquierda, pero María no desistió. Le pidió a su hija que saliera a la calle a pedir ayuda, que gritara y la jovencita así lo hizo. Sin embargo cuando intentó salir por el garaje, se topó con otro sujeto que tenía en sus manos la caja registradora con unos $5.000 para el pago de un proveedor. Entonces cerró la puerta y empezó a gritar desde una ventana hacia sus vecinos más inmediatos, los Álvarez, que tienen una verdulería.
Esos gritos obligaron a los delincuentes a abortar la operación para escapar. Y ese fue el segundo momento más dramático y sangriento del ataque. Al parecer, los delincuentes se sintieron acorralados porque Álvarez apareció con su esposa, que no entró porque le apuntaron y quedó paralizada. En cambio el sujeto del cuchillo, fuera de control, le dio un puntazo a Álvarez en el abdomen. Y otros dos a Albarracín, que le provocaron una gran pérdida de sangre.
"Hace 7 años que tenemos el negocio y nunca nos pasó algo así. Gracias a Dios que no mataron nadie, que tengo vivos a mi marido y a mi hijo", dijo María. Anoche, no había detenidos.