Con la brecha cambiaria que existe en la economía del país, son enormes las ganancias que puede hacer un exportador o un importador si entiende la lógica que impulsa el Gobierno con una macroeconomía totalmente distorsionada. Según Javier Lojo, del Diario de Río Negro, Argentina sigue siendo un país de oportunidades. Hacia fines de 2019, con la vuelta del cepo cambiario, la brecha volvió a aparecer en el mercado ubicándose hoy en un punto muy difícil de sostener en el tiempo para cualquier economía que quiera desarrollarse. La trama es relativamente sencilla. Una empresa local, que fiscalmente hace lo que corresponde, factura a un importador de un mercado limítrofe -por dar un ejemplo cualquiera- una caja de manzanas a 18 dólares. El Banco Central (BCRA) se hace de las divisas y le paga al exportador 2.520 pesos (140 pesos por dólar). Pero aparece la opción, para otras firmas non sanctas, de facturar esa misma caja a 9 dólares, la que se termina vendiendo en el mercado mayorista del vecino país a 18 dólares. El Banco Central (BCRA) se hace de esos 9 dólares y le paga al exportador los 1.260 pesos (140 pesos por dólar). La misma cifra que falta de la venta en destino, la recibe el exportador en una oficina del Valle (billetes físicos) y esos dólares los vuelca al mercado marginal por los que logra otros 2.520 pesos (280 pesos por dólar). En definitiva, por esa caja de fruta este último exportador termina cobrando 3.780 pesos, un 50% más que aquella empresa que cumple con todos los pasos legales. Esto ocurre, lamentablemente, con parte de las operaciones comerciales que se realizan en el Valle. Cuando se analiza la estadística oficial se observa que la mayor concentración de estas ventas con irregularidades fiscales se encuentra en las exportaciones que se orientan a los países latinoamericanos. Esto se da por los altos niveles de marginalidad que existen en ciertos destinos y la facilidad de ingresar divisas al mercado paralelo local desde los países limítrofes.
