Como Kiev adelantaba a principio de semana la caída de la estratégica ciudad ucraniana de Mariupol en manos de los rusos parece inevitable. Pero quienes la defienden venderán cara su derrota apostados bajo tierra, escondidos en los túneles de un vasto complejo industrial, un artilugio táctico que ya utilizan muchos ejércitos.
Es la apoteosis de la guerra de guerrilla urbana. Luchando en un área de varios kilómetros cuadrados de vías férreas, almacenes, hornos de coque, varias fábricas y chimeneas. Baja visibilidad, huecos, obstrucciones y trampas a cada paso, acero y cemento hasta donde alcanza la vista.
Y por túneles. Las fuentes indican más de 20 Km de pasajes subterráneos, cuya profundidad alcanza los 30 metros.
El complejo minero Azovstal, perteneciente al grupo Metinvest, controlado por el hombre más rico de Ucrania, Rinat Akhmetov, está desde hace semanas en el centro de los combates en esta ciudad. Lo mismo ocurre con la planta de Azovmash, que fabrica equipos ferroviarios, grúas y otros productos de metales pesados.
¿Cómo se representa la zona industrial? "Es una ciudad dentro de una ciudad, hay varios niveles subterráneos que datan de la era soviética, no puedes bombardear desde arriba, tienes que limpiar bajo tierra", admitió Eduard Basurin, representante de las fuerzas separatistas prorrusas en Donetsk.
Para las fuerzas rusas, entrar en los túneles es imposible", afirma Alexander Greenberg, analista del Instituto de Seguridad y Estrategia de Jerusalén (JISS). "Pueden intentar hacerlo, pero serán masacrados porque los defensores de los túneles tienen una ventaja táctica absoluta".
Los vietnamitas en los túneles de Cu Chi, cerca de Saigón (sur), durante la Guerra de Indochina, el grupo islámico Hamás contra Israel o el Estado Islámico (EI) en Mosul, en la época del Califato, ya se han beneficiado mucho.
Pero el ejemplo más vívido se remonta a la legendaria Batalla de Stalingrado (1942-1943), durante la Segunda Guerra Mundial, donde ya había intensos combates en un complejo industrial, la planta Octubre Rojo".
Una unidad de expertos en explosivos causó estragos en una zona industrial de la ciudad. Su comandante descubrió una antigua fábrica en la que se alojaban elementos alemanes y pudo, desde el subsuelo, poner debajo tres toneladas de explosivos para que se derrumbaran sobre el enemigo.
Incluso hoy, y quizás durante mucho tiempo, los túneles siguen siendo muy efectivos para crear incertidumbre en el oponente.
Reduce la eficacia de la artillería enemiga, los ataques aéreos, la infantería y los francotiradores. Imponen silencio sobre la vigilancia por satélite y complican la inteligencia técnica al proporcionar a los combatientes en las tierras bajas una movilidad real.
Eso se respira ahora en Mariupol la ciudad portuaria clave para controlar todo el este de ucrania, el objetivo o Plan B de Putin tras su fracaso para invadir, Kiev, la capital de Ucrania.