Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, el progresista Fernando Haddad ofreció ayer un diálogo a las "fuerzas democráticas" de ese país para frenar a su rival Jair Bolsonaro, que el domingo pasado le ganó con una ventaja de 17 puntos.
Ciro Gomes, quien quedó tercero en la primera vuelta con un 12,5 por ciento, evitó manifestarse a favor del izquierdista Haddad, pero rechazó de plano un respaldo al ultraderechista Bolsonaro, en sus primeras declaraciones tras conocer los resultados del domingo.
"Una cosa puedo adelantar: mi historia de vida es una historia de defensa de la democracia, contra el fascismo", indicó. El exgobernador de Ceará, Ciro Gomes, quien se separó del Partido de los Trabajadores (PT), no llegó a apoyar a Haddad, pero dijo que "luchará para defender la democracia". Cuando se le preguntó a quién apoyaría, Gomes se refirió al lema que han utilizado los manifestantes que se oponen a Bolsonaro: "Él no, sin duda".
Bolsonaro, quien obtuvo el primer lugar con 46 por ciento de los votos y quedó a un paso del poder, agitó la bandera del "anticomunismo", mientras que Haddad, apoyado por el 29 por ciento del electorado, visitó en la cárcel a su mentor y líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inacio Lula da Silva, preso por corrupción.
Haddad y Bolsonaro deberán enfrentarse a fin de mes en balotaje. Según las normas electorales de Brasil, la segunda vuelta electoral (prevista para este 28 de octubre) es necesaria cuando ningún candidato supera el 50 por ciento de los votos.
Haddad, por su parte, conversó con periodistas tras la visita a Lula, a quien simplemente le "informó" sobre lo ocurrido este domingo, e insistió en que intentará "unir a las fuerzas democráticas" frente al autoritarismo que le achaca a Bolsonaro, un polémico capitán de la reserva del Ejército.
Haddad confirmó que pretende conversar con algunos candidatos derrotados este domingo, entre los que citó al laborista Ciro Gomes y al socialista Guilherme Boulos, quien sólo obtuvo un 0,58 por ciento.
También manifestó su "respeto" por Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña, que quedó en cuarto lugar con 4,7 por ciento y en cuyas filas ya se insinúa una desbandada hacia las trincheras de Bolsonaro.
Por redes sociales, Bolsonaro reiteró que Brasil "no puede" volver a apostar en la izquierda y el "comunismo" y reafirmó que, si gana la segunda vuelta del 28 de octubre, su plan pasa por "reducir el número de ministerios", "privatizar estatales" y acabar con la corrupción.
El candidato presidencial brasileño de extrema derecha, Jair Bolsonaro, convirtió a su pequeño partido en una potencia parlamentaria en las elecciones del domingo pasado, en un cambio sísmico en la nación más grande de América latina repleta de votantes furiosos con la clase política.
El fuerte desempeño de los aliados de Bolsonaro en los comicios legislativos desafió las previsiones de muchos encuestadores y sugiere que el diputado, hasta ahora poco distinguido, podría lograr con más facilidad el apoyo que necesita para las duras reformas económicas que ha prometido.
El Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro habría obtenido 52 de los 513 escaños en la Cámara Baja del Congreso; sólo detrás del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), de su rival en el balotaje Fernando Haddad, que habría logrado 56 asientos, según datos preliminares. Esto marca un crecimiento explosivo para un partido que antes de las elecciones tenía sólo ocho escaños en la Cámara Baja y que no contaba con presencia en el Senado.
El real brasileño subió ayer más de un 2 por ciento y las acciones anotaron su mayor alza diaria desde 2016, luego de que el sólido desempeño de Bolsonaro alentó expectativas de los inversionistas.