Futbolero de ley, apasionado en todo… Don Víctor Segundo Meglioli, uno de los grandes personajes del fútbol sanjuanino dejó de existir ayer a los 87 años. Los había cumplido el pasado 5 de marzo. Tenía ganas, fuerza. Los 17 años como presidente de su querido Villa Obrera no habían hecho mella en su espíritu. Quería más, soñaba más. Pero la vida le dijo hasta aquí y Don Víctor se fue hablando de fútbol como quedó plasmado en su última charla con su hijo Víctor al que le contó que quería hacer historia con su Villa nuevamente como en aquel 2001 en el que ganó todo en San Juan (Apertura y Oficial) y luego se adjudicó sin invitación alguna una plaza en el Argentino A. O como aquella vez en 1983 cuando siendo DT del conjunto villero logró el ascenso a Primera A. Tenía planes, quería más pero disfrutaba del reposo sano y sereno de 87 años más que bien vividos. Papá de 5 hijos, abuelo de 16 nietos, este angaquero que adoptó luego Chimbas como su lugar en el mundo vivió para el fútbol. Dejó huellas. Fue jugador de Peñarol y por sus reacciones se ganó el inolvidable apodo del “Loco Peñarol”.
Dicen, los que lo vieron, que vivía más expulsado que jugando pero era pura pasión en todo. Incursionó en el motocislimo y hasta fue uno de los impulsores del Andes Moto Club. De oficio mecánico dental, pasó también por la administración pública como chofer del gobernador Ruiz Aguilar y secretario de Don Leopoldo Bravo. Fue funcionario de Acción Social en el municipio de Chimbas pero lo suyo fue siempre la pelota. Como técnico dirigió la Villa en varias ocasiones, a Atlético Unión en el Nacional B de la temporada 86/87, pasó por muchos clubes del ascenso, del interior de San Juan y en cada rincón dejó su sello. En la Liga Sanjuanina supo ganarse el respeto de todos desde su humildad, amigo de sus amigos y servicial. Sus restos son velados en la sede de la Liga y hoy -a las 15- serán sepultados en Parque El Palmar de Las Chacritas. Se fue uno de los grandes personajes del fútbol sanjuanino. Amigo de todos, respetado por todos. Se fue Don Víctor. Hasta siempre…