Se conoce que los bosques nativos son esenciales para la vida en la tierra, ya que albergan alrededor del 80% de la biodiversidad terrestre, protegen las cuencas hidrográficas, estabilizan los suelos y juegan un papel crítico en la mitigación del cambio climático al actuar como sumideros de carbono. En nuestro país, durante 2016 fueron taladas más de 130.000 hectáreas boscosas, una cifra que aunque parece abultada, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, responsable del monitoreo de los bosques en todo el territorio nacional, representa una reducción razonable que se acerca paulatinamente a la meta de deforestación cero prevista para el 2020. Es decir que en la Argentina sigue registrándose un proceso de deforestación pero a menor ritmo al de los últimos años, inclusive después que se sancionara la ley de bosques en 2008.

Desde la puesta en vigencia de esa legislación, destinada a preservar el bosque nativo, se han perdido 2.398.078 hectáreas correspondiéndole a Santiago del Estero y Salta las mayores depredaciones con 733.701 y 567.621 hectáreas respectivamente. En Salta se han transgredido la mayoría de las disposiciones preventivas para evitar la deforestación, por parte de emprendimientos que han arrasado cientos de hectáreas con el justificativo de que se está llevando progreso a esa provincia. 

En este marco la provincia de San Juan, junto con las del Sur del país son las que menos deforestación han tenido, registrándose en nuestra provincia 844 hectáreas.

Entre la causa de los desmontes se consigna la siembra de soja y la explotación ganadera. Ambos objetivos justifican esta acción en áreas prohibidas por los ordenamientos territoriales y en caso de ser sancionada, lo normal es que las multas no llegan a aplicarse.

Debido a este fenómeno la superficie de bosques nativos en todo el país ha venido en retroceso desde 1998, en que habían 31,44 millones de hectáreas. En 2011, después de sancionada la ley de bosques, la superficie no superaba los 28.16 millones de hectáreas. Y en 2016, apenas alcanzaba los 27,19 millones de hectáreas.

No sólo hay que frenar este alarmante proceso de deforestación que viene afectando al país, sino también encarar tareas de restauración del bosque nativo, principalmente en áreas críticas donde se detectan problemas de erosión causados por este fenómeno.