Fueron temperaturas muy elevadas y por un tiempo prolongado. El intenso calor del jueves, que en algunas fincas llegó a superar los 50 grados, quemó las uvas de algunos parrales, cuando se aproxima la vendimia, en un fenómeno que los hombres de campo no recuerdan en los últimos diez años. Y se dio en un contexto muy particular porque esta temporada el agua escasea y algunos parrales no están lo suficientemente regados. Ahora vendrá una etapa de evaluación de los daños, para ver el impacto en la cosecha.
Las zonas afectadas están en los departamentos de Albardón, Caucete, 25 de Mayo, 9 de Julio y Pocito, principalmente en las variedades Fiesta y Flame Seedless, ambas que se destinan principalmente para pasas, pero también algunos productores mencionaron que hay parrales de Cereza también afectados por el fenómeno.
La temperatura del jueves, con ráfagas de Viento Norte, empezó a subir desde la mañana para llegar a unos 40 grados al mediodía, hasta trepar a las 50 grados a las 17, y luego se mantuvo en unos 45 grados hasta las 19. Tantas horas de intenso calor y con temperaturas tan elevadas produjo lo que se denomina golpe de calor, que demanda una tasa de riego más alta, para abastecer la pérdida de agua en las plantas, porque de lo contrario se podrían marchitar las uvas y las hojas, retrasar la maduración, mermar la calidad, o destruir parte de la cosecha, según afirman los especialistas. Rodrigo Espíndola, que es doctor en Agronomía y especialista en Viticultura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), dijo que tuvo oportunidad de hacer mediciones a campo, registrando temperaturas de entre 50 y 53 grados. Y explicó que los racimos con mayores daños fueron los que están más expuestos al sol, que tienen menos cobertura por ejemplo de hojas, brotes y de los sarmientos. El profesional, que recorre en forma permanente fincas en distintos puntos de la provincia, evaluará en los próximos días los posibles daños que dejó el fenómeno.
Eduardo Garcés, presidente de la Federación de Viñateros, comentó que se había comunicado con productores de Pocito, quienes hablaron de la quema de racimos, estimando pérdidas de entre el 15 al 20% en algunos parrales. "Sin duda que el calor hizo daño, porque han sido temperaturas terribles", dijo el dirigente.
Claudio Pastore, un productor con finca en la zona de Campo Afuera, en Albardón, comentó que tuvo daños en parrales de la variedad Fiesta, que destina para pasas, aunque ahora no podía estimar porcentaje de daños.
Otro productor, Juan Manuel Rodríguez, con finca sobre la calle San Miguel, entre las calles 8 y 9, en la zona del Quinto Cuartel, en Pocito, sostuvo que tenía parrales de uva Cereza, que se destina tanto a consumo en fresco como para vinificar, con serios daños, de hasta un 20%. "El problema se potencia por la falta de agua", dijo el viñatero.
El problema de la crisis hídrica que atraviesa la provincia es tan serio que, según los técnicos de Hidráulica, se sigue consumiendo más agua de la que ingresa por el río San Juan. Así, sólo en el último mes, las reservas de los diques sanjuaninos han bajado 20%. De continuar con ese ritmo de consumo el agua almacenada alcanzará sólo para cuatro meses más, hasta marzo. Ante ese escenario la expectativa es que el río San Juan traiga más agua durante este verano.
Perjuicio
20 Es el porcentaje de daños que algunos productores estimaron en sus parrales. Flame Seedless, Fiesta y Cereza, las variedades de uvas más afectadas.
Fenómeno
Todos los años hay golpes de calor, dicen los hombres de campo, pero este año tuvo la particularidad de que fueron temperaturas muy elevadas, por encima de 50 grados, y por un tiempo muy prolongado, por eso es que ha sido más grave.