Soldados sanjuaninos participaron del "Operativo Independencia”.

Recordar al Padre de la Patria y ese accionar suyo del que nos enorgullecemos solamente en los aniversarios importantes, como sus fechas de nacimiento y muerte, es sin lugar a dudas imbuirnos de su ejemplo de estratega genial y de oficial decoroso, de capitán seguro y de héroe con mayúsculas en beneficio de la Patria. Sin embargo, las divisiones que nunca faltan han olvidado a otros héroes. Jovencitos de 18 años y no más de un par de años que esos, que fueron enviados a un operativo denominado "Independencia”, al monte tucumano, extraídos de lugares tan remotos y humildes como Caucete, Barreal, Tamberías o Valle Fértil, en cumplimiento del deber bajo bandera. Con escaso o nulo entrenamiento, fueron convocados a obedecer y como tales cumplieron la orden y con la Patria que en esos momentos (los dolorosos años ’70) se desangraba desde distintos frentes y por poderosas razones, cada quien luchando de manera desigual para caer en el olvido.

Las clases 1953 y hasta la 1959, han sido parte de aquellos sangrientos tiempos más contemporáneos y tan válidos como en otros siglos donde se afirman los avatares de nuestra desencontrada historia. Y allí estuvieron ellos, desfilando como orgullosos reservistas en numerosas ocasiones patrias sin que se les reconozcan méritos ni las secuelas profundas de todo aquello que vivieron. Sin que se sepa a menudo que no pudieron terminar estudios secundarios y tampoco ir a la universidad. Los dejaron allí en los confines de una memoria que divide y que olvida "males que conocen todos pero que nadie contó”. El cumplimiento del deber los empujó y no los sostuvo. Quisieron elevarse como cóndores y en muchos casos cortaron sus alas. Un gran Capitán como San Martín no lo habría permitido. Paladín de la obediencia siendo el primero obedeciendo, no los habría dejado en los baúles de la historia que no se cuenta y esa parcialidad corroe el alma si se quiere de veras rendir como Patria un homenaje porque eso sí causa heridas y profundiza grietas y esos jóvenes de ayer, empuñando armas obligados por las circunstancias, merecen un reconocimiento que no llegará tarde, más si se piensa que vienen sumando voluntades y esfuerzo para seguir reclamando lo que consideran justo y necesario.

Por Ada Gámez   DNI 14.991.576