La hipertensión arterial, también conocida como presión alta, es una condición que puede causar graves daños a una persona de manera gradual y silenciosa. Esta enfermedad está estrechamente relacionada con el estilo de vida actual, incluyendo el estrés, el sedentarismo, la mala alimentación, el consumo excesivo de sal y la falta de consumo de agua.
Anteriormente, la hipertensión solía afectar principalmente a personas mayores de 45 años, pero ahora se observa un aumento de casos en personas más jóvenes. Además, solía ser más común en hombres, pero ahora afecta a ambos sexos. La hipertensión arterial se considera esencial o primaria y está vinculada con otras enfermedades.
Es crucial tener conciencia sobre esta enfermedad, comprender sus efectos y realizarse controles médicos periódicos para detectarla. Uno sólo se entera de que es hipertenso a través de los controles. La hipertensión arterial puede desarrollarse gradualmente, por lo que cada vez más personas jóvenes desarrollan esta enfermedad debido al sedentarismo, la alimentación inadecuada, el consumo excesivo de sal, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Los síntomas más frecuentes de la hipertensión arterial incluyen intensos dolores de cabeza, dolor en la nuca, hemorragias nasales, mareos, zumbidos en los oídos, palpitaciones y dolor en el pecho. Cuando alguien presenta estos síntomas y acude al médico en busca de la causa de los mismos, se le realiza una medición de presión arterial.
Si se detecta hipertensión arterial, significa que la enfermedad ya está presente. Sin embargo, para que esta hipertensión cause daño, deben transcurrir muchos años. Con el tiempo, los vasos sanguíneos se ven afectados y se engrosan, algunos se vuelven muy frágiles y el corazón se hipertrofia. Por lo tanto, es esencial controlar la presión arterial desde la infancia. Además, cuando una persona visita al médico por cualquier motivo, es recomendable tomarse la presión arterial.
Es importante tener en cuenta que la medición de la presión arterial debe realizarse correctamente. No se debe medir la presión arterial mientras se está realizando actividad física, bajo estrés o durante un mareo. Se deben realizar tres mediciones consecutivas, el paciente debe estar relajado, haber descansado y sentarse correctamente, incluso desprendiéndose de sus ropas para asegurar una medición precisa. Si las tres mediciones consecutivas indican una presión arterial superior a 140/90 (sistólica y diastólica), se realiza el diagnóstico de hipertensión.