Hiroshima y Nagasaki, las dos únicas ciudades que han sufrido un bombardeo atómico, asisten entre la cautela y la esperanza al anuncio de desnuclearización de Corea del Norte, semanas antes del 73 aniversario de la tragedia nuclear.

"Por primera vez vemos la voluntad de las partes implicadas para lograr este objetivo, pero los obstáculos son importantes”, afirma el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, durante un tour de prensa organizado este jueves y viernes por el Ministerio de Asuntos Exteriores nipón.
Las dos ciudades japonesas han mostrado durante décadas una visión opuesta a la del gobierno central, reclamando la no proliferación nuclear en todo el mundo y una transición hacia el uso de formas de energía más limpias y seguras.
"Desde la terrible experiencia que sufrimos estamos en la posición de perseguir la abolición de las armas nucleares”, explica el responsable de la División por la Paz de la ciudad de Hiroshima, Hirotaka Matsushima, quien considera una obligación "mantener el diálogo y la confrontación” con la Administración nipona.
Estas declaraciones se producen más de un mes después de la histórica cumbre entre Washington y Pyongyang celebrada en Singapur, que acabó con la firma de un acuerdo para comenzar la desnuclearización de Corea del Norte, aunque sin especificar medidas concretas o el calendario a seguir.
Esta falta de concreción es vista con cautela por ambas ciudades, las dos únicas que han sufrido un bombardeo atómico, una de las tragedias más notables de la historia de Japón y que se saldó con centenares de miles de muertos, la mayor parte civiles.
Estados Unidos lanzó el primer ataque nuclear sobre la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y tres días después arrojó una segunda bomba atómica sobre Nagasaki, lo que condujo a la capitulación de Japón el 15 de agosto y puso fin a la II Guerra Mundial.
"Ahora se han resuelto parte de las tensiones con Corea del Norte, pero debo decir que no se han concretado los pasos a seguir”, lamenta Matsushima, quien reclama la colaboración internacional para que lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki no se vuelva a repetir.
Pyongyang ha emprendido por el momento varias acciones para este desarme, como la suspensión de sus pruebas armamentísticas y la destrucción de las galerías donde realizaba sus ensayos atómicos, gestos que, aunque notables, rozan más lo simbólico que lo palpable.
A esto se suma la reciente retirada de Estados Unidos del pacto nuclear con Irán y la reanudación de las sanciones levantadas con ese acuerdo, una decisión muy criticada por sus aliados europeos y que supuso un duro golpe al legado del expresidente Barack Obama.
"Lograr un mundo sin armas nucleares es nuestro objetivo, pero para ello necesitamos la voluntad de los líderes mundiales y una visión sólida", asevera Taue.
Por Edurne Morillo Agencia EFE
