
Durante los comienzos de su carrera artística, a comienzos del siglo XX, el célebre dúo Gardel-Razzano tuvo el mérito no solo de componer sus conocidas canciones, sino también de recopilar antiguas piezas musicales, muchas de ellas pertenecientes a nuestro rico acervo criollo. Es el caso de una añeja zamba titulada "Campanitas” la cual fue difundida años más tarde por ciertos cantores y conjuntos, entre estos últimos se destacaron "Los Chalchaleros”.
El mencionado dúo y luego ya como solista, Carlos Gardel, no sólo cultivaron el género de música ciudadana, además compusieron y compilaron canciones de cuño autóctono. La nombrada zamba no sólo constituye una bella composición folclórica, igualmente el contenido de la historia que relata es un testimonio de uno de los tantos hechos pueblerinos, que no por eso deja de ser una valiosa fuente para conocer el alma del hombre provinciano.
Una historia de amor
El tema en cuestión es una simple historia de amor la cual no tuvo el final esperado. A través de lo narrado inferimos parte del pensamiento del hombre del interior, para el cual los sentimientos hacia una mujer, él amor único, a veces constituye el eje central de su vida. En su letra se muestra el estado de ánimo de un joven al ver su esperanza trunca y la negación casi altanera que hace de si mismo al inclinarse por la auto proscripción y el destierro.
Así lo dice un fragmento de su letra "…al ver su prenda perdida montó en su flete al azar, ató las guitarra a los tientos para no volver jamás…”.
La música de esta zamba logra transmitir la melancolía y la congoja que siente este sencillo hombre de campo ante la imposibilidad de recuperar lo perdido. El canto escrito en tercera persona es un lamento de abandono y una despedida postrera.
Cuando este criollo se va alejando de su pueblo escucha como un adiós el repiqueteo de las campanas, de ahí el nombre de la zamba. Otras de sus coplas lo expresa: …"campanitas de mi pueblo que estáis tocando, tocando estas…”
Nuestra cultura popular ha generado un cancionero de amor, que según algunos especialistas es producto de la sangre mestiza, en donde se conjuga la altivez hispánica con la mansedumbre aborigen. En este tipo de creaciones se manifiesta siempre, según el historiador Edmundo Correas "el cariño imposible, la ingratitud de la amada, o el dolor acrecentado por la ausencia”.
Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia
