Un día no pueden sostenerlo más y cometen el error. Pasaron meses o años escondidos sin que se supiera nada de ellos, cambiaron de vida y consiguieron que ya nadie los mire.

 

Pero una mañana hacen lo que ya saben que no pueden: levantan el teléfono y llaman a una madre enferma, a un hijo en su cumpleaños, van a espiar a un nieto a la salida de la escuela.

 

Otras veces es más sutil, con un perfil falso siguen a familiares en redes sociales, envían un regalo o algo de dinero. Muchos de los prófugos más buscados son capturados por un paso en falso, alejados del delito y solos.

 

“Nos pagan por no dejar de buscarlos, pero a veces no hay que resignarse y saber esperar el momento”, explica un alto funcionario del Ministerio de Seguridad, que se encarga de coordinar las búsquedas de las 47.000 personas hoy fugadas de la Justicia en la Argentina.

 

Los que están encargados de seguirles las pistas a delincuentes peligrosos dicen que cada día que pasa los conocen más y que de eso dependen encontrarles una debilidad. En las fuerzas de seguridad sostienen que saber más de ellos es siempre acercárseles un poco.

 

En las lista de los más buscados hoy aparecen un ladrón que ejecutó a un policía, un policía que mató a un joven, un sindicalista y dos violadores. Esos cinco hombres encabezan el ránking de peligrosidad y la siguiente es parte de la información que se tiene de ellos:

 

Alfredo Javier Casal Muñiz

 

 

 

Su primer condena fue por el robo a la casa donde vivía el entonces jugador de Vélez y ahora DT de Olimpo, Christian Bassedas. En una tranquila esquina de Versailles, un grupo armado entró en la casa y se llevó todas las cosas de valor que pudieron juntar.

 

Entre esos ladrones estaba el uruguayo Casal Muñiz. Tiempo después lo atraparían e iría a juicio pero antes tuvo el tiempo de participar en varios asaltos, algunos de ellos muy violentos.

 

Los comisarios de Capital comenzaban a conocer a la banda del “Colo”, de la que participaba también uno de sus hermanos. Luego de un mes de robar en lo de Bassedas, Casal Muñiz mató en Villa Ortúzar a un policía de la comisaría 37, que le dio la voz de alto.

 

Estaban por entrar a una casa y el sargento Alberto Urbina se dio cuenta de que estaban armados. El crimen no lo detuvo, la policía lo seguía pero cinco días más tarde, en Coghlan volvió a intentar robar una casa y un policía también los quiso detener. La respuesta fue la misma pero el policía sobrevivió.

 

Finalmente Casal Muñiz fue a juicio y cumplió gran parte de su condena por su seguidilla de asaltos y los ataques a los policías. Pero el 23 de mayo de 2016, dos años después de que le otorgaran la libertad condicional, salió y nunca más regresó a la cárcel.

 

Walter Gustavo Leguizamón

 

 

 

Uno de los presos más buscados es el ex titular de la UOCRA de Lomas. Se lo acusa de planear un ajuste de cuentas contra militantes de la UOCRA de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui que protestaban frente a una obra en marzo 2014.

 

Walter Leguizamón, ex titular de la UOCRA de Lomas, está acusado de planear un ajuste de cuentas con militantes de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui, donde murió el albañil Darío Ávalos

 

En ese episodio murió el albañil Darío Ávalos de un tiro en la espalda y 4 obreros terminaron con heridas graves pero sobrevivieron. Por ese ataque fueron condenadas 9 personas, cinco de ellas a prisión perpetua. Walter “Lobo” Leguizamón era el principal apuntado en la investigación pero logró desaparecer.

 

Leguizamón fue varias veces denunciado por los opositores de su gremio de tener vínculos con el narcotráfico y grupos de la Policía Bonaerense.

 

En marzo de 2015, todos los diarios y los canales informaron que su cuerpo había sido encontrado en la laguna de Chascomús. Fuentes de la investigación lo habían filtrado a la prensa. Pero al día siguiente se desmintió la versión luego del reconocimiento dactilar. Algunos aún hoy sospechan que quisieron hacerlo pasar por muerto para que dejen de buscarlo.

 

“En los juicios, el instigador del ataque (por Leguizamón) logró mantenerse en la clandestinidad. Eso sólo se consigue con la complicidad policial y de parte del sindicato. Entregamos datos de donde se lo había visto, de sus celulares pero no hicieron nada”, explica Claudia Ferrero, abogada de la familia Avalos.

 

Héctor Alejandro Amarilla

 

 

 

 

Era el titular de la seccional Nº 2 de Lanús, pero hacía adicionales en la puerta de la casa de deportes más grandes de la zona, en peatonal 9 de julio y Oncativo.

 

El 25 de septiembre de 2013 vio salir a un joven. Lo siguió, dobló en la esquina y antes de llegar a la otra cuadra le disparó un tiro en el cuello.

Nicolás Vázquez, de 18 años, quedó tendido en la calle.

 

Héctor Alejandro Amarilla: el ex comisario le disparó un tiro en el cuello a Nicolás Vázquez, de 18 años, e inventó un robo que nunca existió. Al principio, la Policía sostuvo que había sido un enfrentamiento pero la víctima no llevaba armas. A pesar del crimen, Amarilla siguió trabajando en la comisaría y en la puerta de la tienda.

 

Pero la misma tarde que pidieron su captura, el comisario desapareció con un bolso que había preparado la noche anterior. En 2015 ofrecieron, sin suerte, 200.000 pesos por información para detenerlo. Y ahora la cifra subió a 500.000, pero no hay datos sobre su paradero. En el propio Ministerio de Seguridad sospechan de “elementos actuales de la fuerza o antiguos” que lo protegen y le pasan información.

 

Tiene captura nacional e internacional desde 2014. “Quiero que caiga él y todos los que lo protegen y lo protegieron. A mi hermano lo hicieron pasar por ladrón y dijeron que se había tiroteado con Amarilla y que se había robado una remera. Luego el dermotest, las cámaras y los testigos demostraron que nada de eso había sucedido. En diciembre pasé datos de dónde estaba y nunca fueron”, señala Anahí Vázquez, hermana de Nicolás.

 

 

Walter Alberto Brauton

 

 

 

En el juicio, a Walter Brauton (47), lo reconocieron siete mujeres. Todas lo acusaban por haberlas amenazado con un arma para llevarlas a un descampado y violarlas.

 

La dureza de los relatos obligaron a interrumpir una de las audiencias. Frente a los jueces, una de de las víctimas contó cómo cerró su puño para pegarle con todo su odio en la cara y conseguir huir. Gracias a ella, en 2009, Brauton fue detenido y condenado a 40 años de cárcel.

 

Sus vecinos aún recuerdan la sorpresa cuando los medios cubrieron el proceso. Muchos lo conocian como el vecino tipo: contador, clase media de Capital, con departamento y un Honda Civic, hijos y esposa.

 

Brauton fue al penal 39 de Ituzaingó y pasó allí cuatro años hasta que el 13 de agosto de 2013 pidió ir a Merlo a ver a su madre supuestamente enferma.

 

En un episodio confuso, durante una comida en la que estaban Brauton, su nueva novia, su madre, y el guardia que lo custodiaba, el violador escapó.

 

El guardia contó que lo había dormido con un somnífero en unas empanadas que comieron, pero luego el juez que investigó la fuga pidió que le hicieran un análisis y no apareció ningún sedante en su sangre.

 

También el jefe del penal tardó 24 horas en notificar el escape. Su novia, que escapó con él, se entregó en Liniers dos años más tarde. Contó una historia que la ubicaba como víctima y que había pasado ese tiempo en la Provincia. Más tarde se supo que había estado en Bolivia y se presume que ayudó a Brauton en su fuga.

 

 

Tito Franklin Escobar Ayllon

 

 

 

 

La madrugada de abril de 2015, Manuela tenía 20 años y salía de un bar en Olleros y Alvarez Thomas. No se sentía bien. Había decidido volver a su casa y esperaba el colectivo. Un taxi Chevrolet Spin le frenó al lado y el chofer le preguntó si quería que la llevara. Ella le contestó que no tenía plata y él le dijo que la llevaba igual y que le pagara en su casa.

 

Entre cansada y mareada, Manuela entró a ese auto que nunca llegó a destino. En algún lugar de Villa del Parque el chofer freno el auto y se le tiró encima. La violó, la golpeó y la insultó.

 

Manuela aún recuerda cómo temblaba cuando el auto aceleró y se fue. Pero a pesar del espanto levantó la cabeza para poder mirar la patente y la empresa de radiotaxi que estaba pintada en la puerta. Al otro día fue con su mamá a hacer la denuncia y entregó esos datos.

 

Pero la Policía detuvo a otro chofer y lo tuvo imputado casi un año. No importó que ella no lo reconociera en una rueda de sospechosos. En cambio, Tito Escobar Ayllon, de 47 años, siguió los días siguientes como si nada hubiera sucedido. Hasta que una noche, sentado frente al televisor, en un canal apareció una nota sobre el ataque. Se dio vuelta, miró a su mujer y le confesó todo. “No me quiso pagar y la violé”, le mintió a la esposa intentando una justificación.

 

A la mañana ella lo denunció en la comisaría del barrio. Pero cuando fueron a detenerlo ya no estaba. Escobar Ayllon es boliviano y nació en La Paz en 1970, se sospecha que regresó allí porque en la Argentina no tenía sostén para esconderse.

 

A los pocos días de su fuga, su mujer parecía haberlo perdonado y escribió un mensaje en Facebook: “Digan lo que digan, yo te amo y espero que esta pesadilla termine pronto. Y tenga un hermoso final feliz. Tu hija y yo te esperamos”. Por alguna información sobre él se ofrecieron 500.000 pesos pero ninguna pista entregada fue firme.

 

La lista de más buscados del Ministerio de Seguridad es un enorme ránking en el que se cuantifica en función de una veintena de variables: por tipo de delito, si tuvo cómplices, si usó la violencia o armas, si es reincidente, etcétera.

 

Estos datos arman esa escala que lideran los que resultan más peligrosos. “Cuando determinás lo peligrosos que son tenés que salir a buscarlos de inmediato. Sabés enseguida el daño que pueden causar. En este momento hay decisión política de ir detrás de los delitos más violentos”, señala el Secretario de Seguridad Eugenio Burzaco.

 

Las búsquedas de prófugos desde 2016 se hacen a través del CUFRE (Comando Unificado Federal de Recaptura de Evadidos), que fue impulsado por la ministra Patricia Bullrich.

 

“De esta manera buscamos articular los recursos de las fuerzas y no que una policía provincial y otra nacional sigan a la misma persona, porque antes nunca se comunicaban”, agrega otro funcionario. En los últimos dos años, fueron capturados 5.671 prófugos.