
Hijo de Agustín Gnecco y de Paulina Furno, Huarpeliano Gnecco nació en la Capital de San Juan el 5 de enero de 1912 y falleció en Rawson el 28 de Julio de 1997. Fue agricultor, comerciante de bienes raíces, viajero, escritor de novelas, especialmente policiales y un avezado jugador de ajedrez. Según el testimonio oral de su sobrina y ex directora del Museo Provincial Agustín Gnecco, Prof. María Julia Gnecco, su tío hacía partidas simultáneas de ajedrez a ciegas hasta con 20 personas, a modo similar que el campeón mundial de esta modalidad; el argentino-polaco Miguel Najdorf.
Su sobrino nieto; Nicolás Tejada Gnecco, me facilitó una carta que Huarpeliano redactó al recibir el premio como campeón sanjuanino entre 1946 y 1950. El texto, que es una impecable obra que describe el sentido del ajedrez, con sus virtudes y dificultades expresa en algunos de sus párrafos: "Señor Presidente: al recibir de vuestras manos el premio como ganador del Torneo Mayor y Campeonato Sanjuanino de Ajedrez que me otorga la C.D. del Club Sanjuanino y sus componentes, me embarga una sincera emoción: es que tengo la pretensión de creer que trasunta además el homenaje a una profunda amistad cultivada en años con los ajedrecistas de San Juan, en quienes he visto siempre personas cuyas relevantes dotes dejaran imborrables huellas en mi espíritu. Porque el hecho abstracto en sí del ajedrez, de la ciencia, como el mismo globo terráqueo son anodinos si no entra en ello el factor humano enorme fuerza de afinidad o repulsión y que forma lazos indestructibles o abismos insalvables…" (…) "En sentido técnico… no es arte aquello que no está sujeto a leyes exactas, que es matemático y antimatemático.. Nosotros los que hemos estudiado ajedrez, y por cuyo cerebro han desfilado tantos problemas y finales simples matemáticos, recordamos bien el famoso final compuesto por el malogrado maestro Reti y que para resolverlo el Dr. Lasker 24 años campeón del mundo; se encerró ocho días en su camarote del buque que lo llevaba a Nueva York en 1924, aquel torneo magistral donde fuera ganador. Esto nos da una idea de la máxima dificultar de nuestro juego…".
"…Si como pasatiempo es agradable, noble, tiene (llena) una preciosa finalidad… como ciencia, nos permite asistir al cotejamiento, a una verdadera puja de cerebros privilegiados, donde el factor racial o localista juega su amor propio, y sus magníficas partidas traducen sus luchas de ingenio a la gran masa mundial de aficionados, con resultados certeros…
… Si factores ajenos me alejan alguna vez del ajedrez, siempre lo recordaré con cariño. Si no es así trataré de ser un digno defensor de ese título que vos me entregáis".
Por Ricardo Sánchez Alonso
Lic. en Ciencias de la Educación. Miembro del Centro de Genealogía y Heráldica de San Juan.
