Lo que iba a ser una etapa de transición, con algunas posibilidades de modificaciones por el viento y otras complicaciones que suelen darse en el tramo entre Tarancon y Albacete, por donde transitó la quinta etapa de la Vuelta de España, se transformó en un parcial donde hubo cambio de mando en el timón de la carrera. La etapa, definida en un embalaje masivo, fue para el velocista belga del Team Alpecin, Jasper Philippsen que consiguió bancar el ataque del neerlandés Fabio Jakobsen (Deceuninck Quick-Step) y sumó su segundo triunfo parcial en la presente edición de la Vuelta a España.
El tramo se disputó con las clásicas características de una competencia de tres semanas, tuvo su fuga del día, la que armaron tres jóvenes promesas del ciclismo español, Xabier Mikel Azparren (Euskatel-Euskadi), Oier Lazkano (Caja Rural) y Pelayo Sánchez (Burgos BH), los dos primeros de 21 y el tercero de 20 años.
El trío que se sacrificó en beneficio del espectáculo fue alcanzado en los tramo finales y de allí en más fueron los corredores del equipo INEOS los que marcaron el ritmo pero no pudieron quebrar la defensa que el equipo Jumbo-Visma realizó apoyando a su líder Roglic.
Una caída a 11 kilómetros de la meta sepultó las ilusiones del estonio Rein Taramaee, que llegó retrasado y cedió el liderazgo al francés Kenny Elissonde (Trek).