Ayer, en el oratorio de la Difunta Correa la gente no tuvo que dar muchas vueltas para encontrar estacionamiento o un lugar donde acampar. Si bien ayer unas 50.000 personas llegaron hasta el paraje, 20.000 más que en el 2016, la mayoría cumplió su promesa y emprendió el regreso inmediatamente.
Esto hizo que no hubiera aglomeramiento y hasta que se pudiera ingresar a tocar la imagen de la Difunta sin hacer más de 10 minutos de fila. Años anteriores la espera duró hasta 40 minutos. Pese a la cantidad de visitantes no hubo disturbios ni contratiempos debido a la intensa presencia policial. Fueron 300 los efectivos de la Policía que tuvieron a cargo el operativo de seguridad en Vallecito.
A las 7 de la mañana cientos de personas formaron fila para poder abordar algunos de los colectivos de la Empresa Vallecito para regresar a sus hogares. Llegaron bien temprano al oratorio, cumplieron su promesa y emprendieron el regreso. Se quedaron lo suficiente para tomar algo caliente y recobrar las energías.
’Siempre nos quedamos hasta la tarde, pero este año quisimos pasar el Viernes Santo con toda la familia por eso nos vamos temprano’, dijo Dora Ramos, de Chimbas, que peregrinó junto a su esposo para agradecerle a la Difunta Correa por haber conseguido trabajo.
Algunos ciclistas también decidieron emprender el regreso a sus casas antes de que amaneciera lo que obligó a la Policía a ampliar su trabajo. Los efectivos organizaron a los ciclistas en grupo para el viaje de regreso y los escoltaron para prevenir accidentes. Un oficial marchó en moto frente al grupo mientras otro lo hizo detrás del mismo para alumbrarle el camino. La escolta se mantuvo hasta que los ciclistas salieron de la Ruta 141.
La subida hasta el lugar donde está la imagen de la Difunta también se hizo de manera rápida y sin demasiado estancamiento.