El tremendo secreto estalló el 17 de septiembre de 2021 cuando la pareja volvía con la mayor y la menor de sus cuatro hijas de visitar a unos parientes en Pocito. De regreso, la mayor (entonces de 16 años) entró a llorar sin parar y en medio del desahogo le pedía a su madre que la perdonara. La mujer intuyó que algo no estaba bien, pero no quiso ahondar, la calmó y, cuando llegaron a la casa, le dijeron al jefe de familia que irían por unas galletitas para el té y entonces la chica se despachó con una revelación gravísima: le dijo que su abuelo la violaba y que ella lo toleraba porque él amenazaba con hacerle lo mismo a sus hermanas (de 15, 13 y 11 años) si no accedía. También le dijo que lo había visto manosear a sus dos hermanas más grandes. La revelación fue como una bola de nieve, porque una de esas otras dos niñas confirmó la versión y agregó que su abuelo también había agredido sexualmente a dos primitos, que tenían 8 y 4 años.
El 18 de septiembre de aquel año, las madres de esos cinco chicos denunciaron en el Anivi y la investigación confirmó las sospechas: un médico constató que sólo la mayor de los cinco niños había sido violada (los otros sufrieron manoseos y otros abusos simples) y aconsejaron tratamientos psicológicos para esa chica de 16 años y el mayor de sus primos, porque en ambos habían detectado la presencia de ideas suicidas, indicadores del grave daño en su salud mental por los abusos atribuidos a su abuelo.
Al saber de las denuncias de sus hijas, el obrero se fugó. El 23 de diciembre de 2021 fue declarado rebelde y recién el último lunes a las 10,40 se supo de él. Deambulaba en la localidad de Media Naranja, en Cruz del Eje, Córdoba, cuando los policías lo notaron "nervioso". No mintió sobre su identidad y enseguida le saltó el pedido de captura.
El último miércoles se presentó ante el juez de Garantías, Diego Sanz, para escuchar el pedido de la fiscal Daniela Pringles y el ayudante fiscal Francisco Nicolía (UFI Anivi), quienes pidieron 1 año para investigarlo por abuso sexual con acceso carnal reiterado y corrupción de menores, agravados por el grave daño en la salud mental, el vínculo y por haber estado al cuidado de su nieta de 16 años. También le atribuyeron abusos simples reiterados agravados contra las dos hermanas de esa jovencita y el menor de los primos. Y abusos simples reiterados agravados por el grave daño en salud mental, el vínculo y la guarda, contra el mayor de los varones.
"Me siento sucia, asquerosa, fea", le había dicho la niña a las psicólogas que la entrevistaron. "Lo tengo todo acá (señaló su cabeza) en una cajita y le pongo un candado", había dicho su primo de 8 años. Ambas, fueron las víctimas más afectadas por los ataques sexuales.
La defensora oficial María Emilia Nielson negó que su defendido hubiera delinquido y se opuso a que siguiera preso. El juez le dictó cinco meses de prisión preventiva.
