Orgullo y una marca de identidad, eso era para los sanjuaninos la antigua Catedral de San Juan según los escritos de la época. Había sido fundada en 1712 bajo la Orden de los Jesuitas, estuvo en pie 222 años y fue considerada una de las más hermosas obras de arte de la provincia. Pero el terremoto de 1944 destruyó ese trozo de la idiosincrasia sanjuanina. Provocó el derrumbe de parte de su techo y afectó de tal modo sus paredes, que no quedó más remedio que derrumbarla por completo. La construcción del nuevo edificio demoró 35 años. En 1979 el entonces arzobispo de San Juan Idelfonso María Sansierra consagró el templo a Dios abriendo otra vez sus puertas y logrando curar, al menos en partes, la enorme cicatriz que dejó el peor fenómeno vivido en la provincia.
En el complejo contexto que vivía la provincia luego del terremoto que derrumbó gran parte de la Ciudad, la historia de la reconstrucción del templo fue larga. Pasaron 10 años desde el fenómeno hasta que monseñor Audino Rodríguez y Olmos colocó la piedra basal de la nueva iglesia, el 18 de abril de 1954.
Lo primero en realizarse fue la obra de la cripta, excavada en el suelo y con acceso directo desde la calle, con la tumba de Fray Justo Santa María de Oro en su interior.
Además, se creó el Campanil, de 80 metros de alto y 32 metros de ancho, y la casa parroquial de dos plantas.
Este sector fue inaugurado en 1962, pero después la obra estuvo paralizada por falta de fondos. Eso hasta que, en 1977 el gobierno de facto envió el dinero necesario para la construcción de la totalidad de la Catedral.
De ese modo, la flamante Iglesia fue inaugurada el 16 de diciembre 1979, con un aspecto único en el país, ya que su diseño arquitectónico rompe con los esquemas tradicionales de templos religiosos. El edificio es simple y moderno, de línea romántica y está construido en piedra y cemento.
Ese día, se realizó la consagración de la Catedral a Dios, un hecho de gran significación para el catolicismo debido que, a través de esa celebración se considera que Dios entra al templo y permanece viviendo en él. A partir de ahí pueden comenzar a celebrarse la Santa Misa y ofrecerse el resto de los sacramentos.
La época sin templo
Luego de que la histórica Catedral sucumbiera y quedara reducida a escombros aquel 15 enero de 1944, las diversas celebraciones comenzaron a realizarse en una precaria casilla de madera instalada en la Plaza 25 de Mayo. Allí se llevaban a cabo las misas, bautismos y casamientos.
En una etapa siguiente, después de la inauguración de la cripta, las diversas actividades comenzaron a realizarse allí, en un pequeño templo que aún se conserva. Más tarde, con la inauguración del templo, la actividad volvió a la normalidad.
La fastuosa Catedral que quedó reducida a escombros
La antigua Catedral se creó bajo la dirección de la Orden de los Jesuitas y se inauguró en 1712, ofrendada a San José. La construcción se realizó mediante la contribución pública y la tarea de la Orden. Se encontraba en el mismo lugar que la actual, en la esquina de la Calle Real de Carretas, hoy Mendoza, y la Calle del Portón, actual calle Rivadavia.
Tenía dos hermosas torres gemelas con grandes campanas, columnas de mármol y una gran entrada para las novias. Fue la primera obra construida en la provincia totalmente con ladrillos asentados con morteros y cal.
Luego de la remoción de los Jesuitas, el templo quedó bajo la tutela del clero diocesano, que realizó trabajos de arreglos generales y adornos, principalmente en el interior. Una de las innovaciones se realizó en 1817, cuando las columnas fueron revestidas con colgaduras y artistas italianos que llegaron desde Buenos Aires vivificaron el dorado de los altares.
Además, en 1824 se finalizó la creación de la segunda de las torres, que había quedado inacabada. Sumado a eso, se incorporó una enorme puerta de hierro forjado, única en aquellos tiempos, construida por el herrero y armero español, Juan Espada. Y se incorporó después un órgano grandioso en sus formas que contaba con un mecanismo de 12 registros.
El edificio era tan importante que incluso años antes de su desaparición fue declarado Monumento Histórico Nacional. Pero el terremoto ocurrido a las 20:52 con una Magnitud de 7 grados y a una profundidad de entre 11 y 16 kilómetros, provocó la caída de parte de su estructura y lo que quedó en pie corría riesgo de colapso, por lo que debieron derrumbarla.
Si bien por el sismo se perdieron gran cantidad de obras, algunas de ellas pudieron ser salvadas. Es el caso de las 6 estatuas de bronce fundido y traídas de París en 1870, que representan a San Juan Bautista, San Pedro, San Juan, San Marcos, San Mateo y San Lucas. Actualmente están ubicadas en el lateral Norte del edificio detrás del campanil.
Antes y después: en detalles, los edificios de las dos catedrales de San Juan