Transitar las calles y veredas céntricas de la provincia se convirtió en una verdadera odisea durante la mañana de este lunes. Luvia, bocinazos, autos que no podían transitar, peatones que no sabían cómo cruzar, padres con niños de la mano con el uniforme intentando resguardarse para llegar hasta la escuela, fueron algunas de las postales matutinas.
La gran cantidad de agua que cayó por la intensa tormenta inundó las arterias capitalinas generando un caos generalizado en el ingreso del horario laboral y los padres que llevaban a sus hijos hasta la puerta de las escuelas ubicadas en el microcentro.
Los sanjuaninos que llegaron temprano al centro tuvieron que sacarse los zapatos para poder cruzar las calles ya que el agua llegaba desde una punta de la calle a la otra. Incluso algunos terminaron totalmente empapados luego de que los colectivos y vehículos pasaran a gran velocidad levantando el agua acumulada.
Aquellos que se vieron sorprendidos por la lluvia utilizaron bolsas, bolsos, abrigos y cualquier elemento que tuvieran a mano para poder protegerse de la intensa lluvia que de a momentos volvía a tener gran intensidad. Los más precavidos sacaron sus paraguas pero miraban constantemente el piso para tratar de no resbalar y mojarse a cada paso.
Las acequias céntricas continuaban subiendo el nivel y ya casi tocaban el cordón que las separa de la calle, aumentando la cantidad de agua que se acumulaba en las arterias locales.
Incluso algunos padres que llegaron a la puerta de la escuela Antonio Torres estuvieron más de 15 minutos para encontrar algún lugar para acceder hasta el establecimiento educativo por la acumulación del agua en las calles. Y al llegar, se encontraron con la noticia de que el establecimiento había suspendido las clases en el día que las clases regresaban a la presencialidad.