Un informe realizado por el ingeniero Emilio D. Graffigna marca "las mediciones de los cambios sobre la superficie terrestre por la influencia de agua, gas y petróleo cuando se encuentran confinados, y posteriormente son explotados. Las variaciones por sobre explotación de las superficie pueden llegar afectar tanto a estructuras edilicias, como también producir situaciones de colapso internos en la geología.
"En época de sequía extrema como la actual en la provincia, por falta de nevadas en alta cordillera, el agua de los acuíferos actúa como medio de mitigación a la escasez de agua para el desarrollo económico, y del consumo humano; en particular el acuífero del Valle de Tulum", indica Graffigna.
Y explica: "El gran avance que ha experimentado la tecnología de teledetección, en particular en el campo de los satélites con sensores Radar o SAR -Synthetic Apertura Radar- en sus sigla en inglés, experimenta su mejor momento. La Argentina es uno de los países que ya cuenta con su propia constelación, conocida como Saocom o Satélite de Observación con Micro-Ondas, llevado a cabo por la Comisión de Actividades Espaciales -Conae-, recientemente lanzado y ya se encuentra operativo"; y según explicó, "junto al uso de técnicas de análisis temporal de imágenes radar conocida como Interferometría de dispersores permanente -PSI-, permite estudiar los cambios en superficie en el orden de unos pocos milímetros".
"Debido al carácter estable de algunos elementos sobre la superficie e indentificados en las imágenes, como son edificios, tendidos eléctricos y canales impermeabilizados entre otros; son utilizados como objetos de observación", marcó el investigador privado.
TULUM
El ingeniero Grafigna comentó el estudio, realizado en el marco del Programa para el Fomento de la Industria Privada Nacional y la Actividad Emprendedora, mediante la puesta a disposición de Información y Tecnología espacial satelital, convocatoria pública que lleva a cabo la Conae, sobre una parte del Valle de Tulum, cubriendo una superficie de aproximadamente unas 50.000 hectáreas; limitando al norte y al este por el río San Juan, abarcando parte del Gran San Juan y los departamentos de Santa Lucía, Chimbas, 9 de Julio, Rawson y Pocito.
Este análisis "abarca las fechas comprendidas entre el 18 de diciembre de 2018 hasta el 6 de febrero de 2019. Realizándose 33 mediciones sobre un total de 18.000 puntos identificados en la imagen, a un promedio de una medición cada 11 días. Las observaciones se realizaron con imágenes radar Sentinel 1 en banda C".
Como conclusión, "se pueden observar que las mayores subsidencias o hundimientos, acumuladas entre 2018 y 2020, del terreno se ubican una zonas entre El Mogote y Dos Acequias en Chimbas con valores medios entre -18 mm y -10 mm. Otra zona es las de las Chacritas, donde se ubica el Aeropuerto con valores de -12 mm. Y el arco formado entre Sanches de Loria y Médano de Oro en Rawson, siendo de unos -14 mm".
Por otra parte "se observa una franja que arranca de Villa Don Bosco, pasando por las Chacritas y termina en Villa Nueve de Julio, donde hay subsidencia en el sector Oeste y una pequeña elevación hacia el este. En el estudio de la dinámica de las subsidencias puede estar mostrando el comportamiento del acuífero. El acuífero del Valle de Tulum está en parte libre y otras confinada; se observa que responde muy rápidamente a los cambios registrándose los mayores valores de subsidencia al final del verano con una recuperación al final de la primavera principio del verano. Las máximas disidencias se observaron en febrero de 2019".
Estos movimientos "responden a las complejas estructuras geológicas subyacentes en la superficie, a la explotación del agua subterránea y al uso que se le da en la superficie -riego a manto, etc.- y por algunos factores climáticos como son las precipitaciones torrenciales. Las depresiones y elevaciones son un indicador de ese comportamiento. Se puede decir que el comportamiento del Valle de Tulum, es moderado; comparado con otros, como es el de la Ciudad de México, donde los hundimientos son del orden de unas cuantas decenas de centímetro".
El estudio "no tuvo en cuenta la distribución de pozos para uso agrícola distribuidos en la zona de estudio y los valores de la napa freática en forma temporal; queda para los hidrólogos establecer la correlación de los niveles de agua en los acuíferos con las observaciones de las variaciones de la superficie" aclara Graffigna y agrega: "De los mejores estudios, tantos hídricos, geológicos y superficiales como el realizado, permitirá una mejor modelación, entendimiento y administración los recursos hídricos en los acuíferos".
EN NÚMEROS
- 50 mil son las hectáreas de superficie del Valle de Tulum monitoreados por un programa finaciado por la Conae.
- 33 mediciones se realizan sobre 18.000 puntos identificados en la imagen, a un promedio de una medición cada 11 días.
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Iniciamos hoy un período de minería del agua
El magíster Emilio Graffigna es ingeniero agrimensor, con un posgrado en la Maestría en Catastro Territorial y consultor en sensoramiento remoto, especializado en el uso sensores activos radar de apertura sintética -SAR- y sensores ópticos así como un activo investigador del "agua subterránea y su comportamiento visto desde el espacio a través de las microondas". "El empleo de técnicas radar de apertura sintética de pasadas repetidas -DinSAR-, permite el monitoreo de la explotación de recursos hídricos en zonas desérticas. Así sucede en ciudades como Teherán, afectada por la extracción continua de las aguas subterráneas", explica el investigador y agrega: "Esto no sólo compromete a la reserva del recurso hídrico, sino también a la obras de infraestructuras, como edificios, tendidos eléctricos de alta tensión".
Estas observaciones, "se realizan midiendo los pequeños movimientos ascendentes o descendentes, que se acumulan a lo largo de un tiempo. No sólo sirven para el control y administración de la explotación, sino además son útiles para la seguridad de las distintas instalaciones".
Para el magíster Graffigna, "San Juan presenta similares características en cuanto a que se encuentra en una zona desértica, cuyo sistema hídrico depende exclusivamente de la ocurrencia de nevadas en alta cordillera y, en épocas de sequía, se recurre al uso de las aguas subterráneas".
El acuífero del Tulum, "abarca una extensa zona que va desde el departamento Albardón, donde se encuentra la zona natural para la recarga del acuífero, hasta el sur hacia el departamento Sarmiento, donde en gran parte se encuentra confinado y que suele recargarse con aporte de cauces temporarios que se encuentra sobre la precordillera, al oeste".
"Estos aportes esporádicos tienen su ocurrencia en las épocas al final del verano, donde se producen precipitaciones torrenciales, debidos a las lluvias. Como todo acuífero, el de Tulum también experimenta estos movimientos, siendo muy marcados en algunas zonas, donde el sistema de regadío depende solamente del recurso subterráneo, como sucede al sur, en la zona de cañada Honda hasta cerca del límite con la provincia de Mendoza", afirma el especialista.
Observaciones recientes realizadas para el período que comprende los años 2018 a junio de 2021, "resaltan claramente este comportamiento, sobre todo en las explotaciones donde el sistema de riego es muy eficiente, lo que permite utilizar sólo el agua necesaria. El estudio temporal muestra que existe un descenso marcado a pesar de las recargas estacionales". Y afirma: "Estos aportes de agua a la cuenca subterránea lo hacen a una taza menor que la taza de extracción, lo que provoca que se vayan acumulando los descenso o subsidencias. Estas variaciones superficiales muestran que afectan también a los tres tendidos eléctricos que atraviesan la zona provocando movimientos de subsidencias y ascenso del orden de los 91 milímetros acumulados y haciéndolo a una velocidad de 38,5 milímetros por año".
En cuanto a la subsidencia de la zona, "se concentra sobre las explotaciones agrícolas allí emplazadas, registrando subsidencias del orden de los -14 milímetros como máximo, a una velocidad de 4,2 milímetros por año, para el período observado".
Y aclara que pueden haber comportamientos cíclicos en un punto sobre la superficie, el comportamiento cíclico observando, que la misma registra, por ejemplo, sus ascensos máximos, aproximadamente de 10 milímetros en los meses de septiembre de cada año, comenzando con un declive que llega su mínimo entre los -10 milímetros en los meses de enero y febrero cuando hay mayor demanda de riego".
CONCLUSIÓN
Por último Graffigna destaca: "La foto satelital de esta página, muestra las subsidencias acumuladas para la totalidad del período. Se observa que se está entrando en un proceso de minería del agua, fruto de la gran sequía; nada desde aquí nos permite decir cuánta reserva de agua hay disponible. El estudio advierte que la extracción de agua es mayor que la recarga y sólo poder ver dónde sucede".
EL DATO
- Para mayor información contactar el magíster Emilio Graffigna al e-mail: edgraffigna@gmail.com