Una vez más queda demostrado que en este país no aprendimos nada después de haber pasado por todo tipo de experiencias económica. El ‘Impuesto a la riqueza’’ es la ley mas perjudicial, carente de toda lógica, y que solo la pueden aprobar y ser apoyada por ‘mentes pequeñas, resentidas y carentes de todo conocimiento económico’’. Un buen ejemplo y muy práctico es lo que cualquier tambero enseña de la extracción de leche: ‘La ubre de la vaca solo puede ser exprimida hasta cierto punto, si deseas seguir y seguir exprimiéndola, lo único que ‘sacarás’’ es una patada de la vaca’’
¿Por qué aplicar un ‘impuesto’’ que solo produce desinversión?, ¿por que aplicar un ‘impuesto’’ que solo genera desaliento en los empresarios?, por supuesto que el argumento esgrimido para semejante ‘salvajada impositiva’’ es la ‘justicia social’’
Pero, ¿Qué es la ‘justicia social?’’: La justicia social solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social. Algunos estudiosos, afirman que el concepto ‘justicia social’’ se corresponde con la ‘justicia distributiva’’ de Aristóteles. La justicia distributiva es, para Aristóteles, lo justo o correcto respecto a la asignación de bienes en una sociedad
Los ‘Principios distributivos’’ deben estar basados en los recursos y principios basados en lo que las personas merecen a ‘causa de su trabajo’’, estos principios persiguen incorporar esta idea de responsabilidad económica
En las democracia sociales de los países civilizados, ‘la justicia social’’, se aplica desde los impuestos que tributan todos los habitantes de una nación y son las herramientas necesarias que el estado posee para que los que menos tengan puedan adquirir mayor bienestar y el mayor bienestar, se refiere a Salud, Educación, Planes de viviendas, incentivos a la producción e Industrias (para generar mas puestos de trabajos dignos), pero aquí en la Argentina el concepto de ‘Justicia Social’’ parecería estar aplicado solo a ‘regalar dinero’’ a los que no trabajan, sacándole recursos al emprendedor, que es en definitiva el que genuinamente hace crecer y fundamentalmente le da progreso al país. Recuerden este pensamiento ‘nadie puede consumir más de los que produce’’
- Argentina y el marxismo sui generis
Según Carlos Marx, el conflicto entre clases sociales explica la evolución histórica. Aunque Marx erró acerca de las clases a tomar en cuenta, en la Argentina el análisis marxista se aproxima algo a la realidad. El enfrentamiento aquí es entre aquellos que tienen una actividad productiva (y esto incluye tanto a obreros como empresarios y empleados públicos, cuyos servicios los clientes estarían dispuestos a pagar), contra aquellos que viven de la actividad productiva de los primeros, o sea los individuos que no brindan un servicio que los contribuyentes no estarían dispuestos a pagar. Esa es la clase parasitaria.
En el primero de los campos tenemos a casi toda la actividad del sector privado, el cual se ve abrumado por el alto nivel de presión impositiva, por el nivel de las tasas de interés que paga la deuda del estado, lo cual eleva las tasas que pagan las actividades productivas por las elevadas retenciones de cargas sociales sobre los salarios y el altísimo desempleo.
En el campo parasitario tenemos a la burocracia estatal que brindan servicios que la gente no valora y aquellos que cobran subsidios del estado (planes) sin ninguna prestación a cambio y los contribuyentes no estarían dispuestos a pagar si pudiese influir en la distribución del gasto público.
Martín Krause señala que: ‘La biología ha estudiado numerosos casos en los cuales un parásito convive con otro ser vivo en forma tranquila y normal, incluso hay casos donde la presencia del parásito cumple una función útil para la reproducción del primero. Pero en el ámbito social todo ‘servicio’’ útil se paga y se obtiene, mientras que el parasitismo puede sobrevivir por cierto tiempo y luego comienza a matar al ser del que está viviendo.
La realidad es que el sector productivo en la Argentina está muriendo, desangrado por el parásito. Como con otros fenómenos de este tipo, si el parásito no modera su accionar corre el peligro de morir con quien le da de comer y cuando vea tan debilitado a su víctima tal vez se dé cuenta que le conviene dejarlo recuperar. Habrá que ver si no es demasiado tarde y si el parásito aprende la lección: aquella que dice que le conviene convivir con alguien fuerte y poderoso del cual podría servirse mejor.
Por ahora eso no sucede, el sector improductivo defiende con uñas y dientes su derecho a extraer recursos del sector productivo e inconscientemente genera el peligro de liquidarlo.”
Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista
