Por el "sí". Manifestantes agitan banderas catalanas durante la reunión de clausura de los grupos pro independentistas y los partidos políticos, que hacen campañas por el "sí".

 

 

Más de 5,3 millones de catalanes están llamados a votar hoy en un referéndum de secesión que fue declarado ilegal por España y que quedó en manos de militantes independentistas que mantienen ocupados centros de votación y podrían "tomar" otros espacios para que la Policía no impida la consulta.

Miles de manifestantes españoles pro unidad que se oponen al referendo sobre la independencia de Cataluña se reunieron en Barcelona ayer, en una señal de cómo la controvertida votación programada para hoy ha dividido al país.

El referéndum, declarado ilegal por Madrid, ha sumido al país en su peor crisis constitucional en décadas, ha provocado temores de violencia en las calles y puesto a prueba al Gobierno central español en su relación con la rica región nororiental, es decir Cataluña, cuya capital es Barcelona.

Horas antes del inicio de la votación, aún no está claro si el referendo se va a realizar, pese a afirmaciones del gobierno regional de que procederá y la insistencia del Gobierno español en que bloqueará las votaciones.

El Ministerio del Interior de España dijo que la mayoría de los edificios que serían local de votación del referéndum catalán fueron cerrados, mientras que otros estaban ocupados por personas determinadas a impedir que la policía ejecutara una orden judicial para cerrar esos recintos.

Se prevé que decenas de miles de catalanes traten de votar hoy, aunque los comicios no tendrán estatus legal debido a que fueron bloqueados por la Corte Constitucional de España y por Madrid por discrepar de la Constitución de 1978.

Desde el viernes por la tarde, decenas de padres "ocuparon" los colegios de sus hijos, donde realizan juegos con la intención de mantenerlos abiertos y así defender esos lugares como espacio de votación.

La Guardia Civil española intervino ayer el Centro de Telecomunicaciones y Tecnología de Información (CTTI), para que sus servicios informáticos no sean utilizados para dar soporte al referéndum. El Gobierno español señaló que de esta forma los independentistas ya no cuentan con la infraestructura tecnológica necesaria para la votación. "La Iglesia puso a disposición espacio para votar, y allí la policía no puede entrar", remarcó un dirigente independentista.

Cataluña tiene 7,5 millones de personas y una economía más grande que la de Portugal. Cientos de partidarios del referéndum que dirime si aceptan o rechazan la independencia pasaron la noche en escuelas con sus hijos y dijeron que planeaban permanecer ahí hasta hoy para que estuvieran abiertas para recibir a los votantes.

Si la votación tuviera lugar, es probable que gane el "sí", dado que se prevé que sufrague la mayoría del 40 por ciento de los catalanes que, según los sondeos, apoya la independencia.

La policía española acordonó ayer 1.300 de los 2.315 colegios asignados por Cataluña como centros de votación. Durante la noche grupos de padres realizaron una acampada frente a los colegios, con carpas y sacos de dormir, paella gratis y cine. Otra fuente del Gobierno, que ha enviado miles de efectivos policiales a la región para impedir la votación, dijo que la policía retirará a quienes asistan a votar y que podrían aplicarse multas de hasta 300.000 euros. El presidente catalán, Carles Puigdemont, rechazó las criticas que señalan que la consulta no es legítima: "Naturalmente será vinculante", sentenció. Agencias

 

Los otros dos nacionalismos

 

El referéndum independentista que Cataluña quiere celebrar hoy preocupa al Gobierno español no sólo por lo que pueda pasar en la norteña región, sino también por su posible impacto en otras comunidades como País Vasco o Galicia, donde existen reclamos nacionalistas históricos.

En País Vasco, la comunidad autónoma situada en el norte de España presentaba hasta hace pocos años el nacionalismo más inestable y era percibida como la principal amenaza a la integridad territorial del país, muy por delante de Cataluña.

Se registraron hitos que recondujeron esa crisis y normalizaron la situación. Uno de ellos fue la derrota de ETA. El grupo anunció en 2011 el fin unilateral de la lucha armada por la independencia del País Vasco y acabó así con medio siglo de terror que dejó más de 800 muertos.

En cuanto a Galicia, el nacionalismo gallego apunta al reconocimiento de la región noroeste como nación y a una mayor autonomía más que a la independencia en sí, aunque ambos elementos aparecen integrados en el principal partido de esta corriente, el izquierdista Bloque Nacionalista Gallego (BNG).