La titular del Séptimo Juzgado Civil, Vilma Balmaceda, condenó a YPF y a la empresa que le distribuye el combustible, Raiser S.A., a pagar el 50 por ciento de una indemnización que fijó en casi un millón de pesos ($957.000 más intereses), por la muerte del metalúrgico Juan Carlos Pelayes (49) ocurrida hace 10 años: la tarde del 14 de mayo de 2010, intentaba soldar una fisura metido dentro de una cisterna, cuando todo explotó por los gases y restos de combustible y no sobrevivió.

Según fuentes judiciales, es el primer fallo en la provincia por la responsabilidad ambiental de YPF y su socia, con un resultado trágico. En este caso, la magistrado ordenó que el socio de la víctima, Gerardo Vázquez, pague el 10% del monto total a indemnizar. Y atribuyó una responsabilidad del 40% a la propia víctima por no tomar los recaudos necesarios, indicaron.

A pesar de la decisión judicial la sentencia no está firme, pues todos los condenados y también los familiares de la víctima a través de su abogado, Francisco Micheltorena, apelaron ante un tribunal superior para revertir el fallo.

"No se puede permitir que el pasivo ambiental (los residuos peligrosos) se transfieran a la víctima. Esa conducta debió ser sancionada porque es inadmisible para la normativa ambiental, que es tan rigurosa que ni los gases pueden ser arrojados al ambiente", dijo Micheltorena. El letrado entiende que toda la responsabilidad es de YPF, Raiser y también del dueño del vehículo (desligado por la jueza), y en su apelación, además de pedir que se los incluya como responsables, cuestionó los montos indemnizatorios fijados en el fallo.

 

HECHO TRÁGICO

Todo pasó sobre las 18 del 14 de mayo de 2010 en el taller metalúrgico que la víctima tenía en sociedad con Gerardo Vázquez en 1767 Norte de General Acha, en Concepción, Capital.

Habitualmente la firma Raiser llevaba sus vehículos a ese taller. La cisterna en la que intentó trabajar Pelayes había sido retirada el día previo luego de unas reparaciones. El día del hecho, volvieron a llevarla porque seguía perdiendo gas oil, pero no limpiaron la cisterna con el proceso habitual, que es un vaporizado (entre otros procedimientos) realizado en el matadero municipal, según consta en el expediente.

Cuando Pelayes intentó realizar la soldadura con la asistencia de un joven, el tanque explotó y ese muchacho (estaba sobre el tanque) por poco no se convirtió en otra víctima.

En su sentencia, la jueza consideró que ni Vázquez y principalmente la propia víctima, no tomaron los recaudos para verificar que la cisterna estuviera en condiciones para ese trabajo.

De hecho, los abogados de YPF, Raiser y su aseguradora, Boston, cargaron todas las tintas contra la víctima a quien le endilgaron toda la responsabilidad por el resultado nefasto de aquella tarde, más aún porque era un hombre con más de 30 años de experiencia.