No es más que un rizoma o los brazos que salen de esa misma raíz. Lo cierto, y nobleza obliga decirlo, que apenas una pisquita de jengibre puede convertir un simple agua o mezcla de verduras y de frutas, inclusive carnes y hasta quesos y salsas, en una receta inigualable. Es que casi como por arte de magia, este producto aporta su característico sabor, conjunción ácida, cítrica, picante y fresca a la vez que logra seducir a más de un paladar. De hecho, es el condimento o saborizante de moda del momento.

El jengibre es originario de Oriente, especialmente de las zonas tropicales del sudeste asiático. Es pariente cercano del cardamomo y la cúrcuma y fue una de las primeras especias que llegaron a Europa traídas de Asia por mercaderes árabes, siendo usada tanto como medicina como condimento. A las cocinas argentinas llegó un poco más tarde, de la mano del auge de la cocina oriental. 

Es ideal para perfumar salsas, carnes, pescados, mariscos, pollo, arroz y sopas. También es protagonista de mermeladas, chutneys, frutas confitadas, panes y galletitas. Rallado o picado se puede agregar a las ensaladas. Combina muy bien en jugos de zanahoria o manzana, fundamentalmente limón y en infusiones. El jengibre seco y en polvo, se usa en repostería.

La mayoría lo consume fresco, aunque también se consigue seco y en polvo. En el caso de comprarlo fresco, se puede mantener en la heladera sin ningún tipo de cobertura. Eso sí hay que lavarlo y secarlo bien con papel de cocina, antes de colocarlo en uno de los estantes de la heladera. De todos modos, así no permanecerá por más de una semana, antes que comience a secarse. Por eso, muchos fanáticos prefieren comprarlo fresco, fraccionarlo y freezarlo para tenerlo disponible cuando quieran agregar su típico saborcito a cualquier receta. Así puede durar más tiempo, inclusive seis meses. Para freezarlo se puede envolver -holgadamente- en papel de aluminio. Y a diferencia de lo que ocurre con muchos alimentos, se puede sacar del congelador, rallar lo que se necesite, y volver a congelarse.

 

EL DATO
  • El kilo de jengibre se consigue por $280. Claro que la mayoría compra no más de 100 gramos porque es súper rendidor y conviene consumirlo fresco, según detalla Frankie, el verdulero ubicado en Santa Fe y Mendoza.

 

> Súper saludable

 

Son muchos los beneficios para la salud que aporta el jengibre, por sus compuestos. Por ejemplo, contribuye con la salud estomacal, aliviando náuseas y combatiendo el estreñimiento; ayuda a tener una piel más sana, su consumo regular podría ayudar a mejorar la circulación, dado su efecto vasodilatador y a completar una dieta equilibrada, rica en nutrientes. Tiene un efecto antiinflamatorio, especialmente para superar el dolor de cabeza.

Es el indicado para regular los niveles de azúcar en sangre y, de esta manera, contribuye con el tratamiento para la diabetes, y también a regular los niveles de lípidos en sangre que provocan colesterol.

Consumir un vaso de agua con jengibre ayuda a hidratarse.

Previene gripe, resfríos y alergias.

Estudios científicos actuales descubrieron que la función antioxidante de este alimento desempeña un papel esencial en la protección frente a los fenómenos de daño oxidativo, y tiene efectos terapéuticos en un elevado número de patologías, incluyendo la cardiopatía isquémica o la prevencion de ciertos tipos de cáncer. Dentro de los antioxidantes contenidos en el jengibre, se encuentra el grupo de los polifenoles, sustancias no energéticas de los alimentos vegetales, cuya presencia en la dieta diaria se considera que puede preservar la buena salud.

Sólo aconsejan no tocarse los ojos al manipularlo para evitar que se irriten. 

 

 

  • RECETAS

 

– Pesto de jengibre y albahaca

Es una pasta suave y aromática para acompañar tostaditas, galletas de agua y hasta fideos o pescados a la plancha.
Se necesita una planta de albahaca, un puñado de maníes, un trozo de jengibre fresco, aceite de oliva virgen extra y sal. 
La preparación es súper sencilla: hay que triturar o mixear todos los ingredientes hasta conseguir una pasta, previo deshojado de la albahaca, lavada y bien seca. El jengibre hay que incorporarlo pelado y trozado.

 

– Puré de manzana, naranja y jengibre

Se necesitan 800 gramos de manzanas peladas y trozadas, 200 mililitros de jugo de naranja, 80 gramos de azúcar, 5 gramos de jengibre fresco.
Colocar en el vaso de la licuadora las manzanas, el jugo de naranja, el azúcar y el jengibre. Servir el puré frío o a temperatura ambiente.
Se puede espolvorear con frutos secos triturados y pasas.

 

– Wok de pollo y vegetales

Se necesitan 2 zanahorias, 1 tallo de verdeo, 1 trocito de jengibre, 1 ají picante, 300 gramos de arroz doble carolina, 330 centímetros cúbicos de agua, 50 centímetros cúbicos de aceite de girasol, 4 huevos, sal y pimienta, 2 pechugas de pollo.

Cortar en daditos o rodajas las verduras y el jengibre en láminas. Lavar y colar el arroz. Ponerlo en una olla con el agua y llevar a fuego medio. Cuando rompa el hervor, subir el fuego y cocinar 8 minutos más. Dejarlo reposar 10 minutos. Cortar el pollo en trocitos y cocinarlo en el wok con el aceite. Agregar los vegetales, el jengibre y saltear 2 minutos más. Añadir los huevos batidos y mezclar con espátula. Cuando el huevo esté cocido, poner el arroz y condimentar con sal y pimienta. Se le puede agregar salsa de soja a gusto. 

 

– Té de jengibre y miel 

Se necesita una raíz de jengibre fresca, limón, miel.
Hervir una taza de agua en una tetera u olla y, mientras hierve, cortar en trozos o rallar finamente el jengibre. Exprimir el jugo de un limón y ponerlo en una taza junto con la ralladura de la raíz. Verter el agua caliente sobre el jengibre y el limón y endulzarlo con un poco de miel.