Por Leonardo Muro
En 2020 Julian Lennon tomó decisiones importantes que tenían que ver con reconocerse a sí mismo más allá de la mirada de los demás, considerándolo siempre “el hijo de”. Cansado de que en los aeropuertos lo llamaran John, cambió su nombre John Charles Julian Lennon por el de Julian Charles John Lennon, hizo un enroque entre el primer y el tercer nombre para que no quedaran dudas de quién era. Tras perdonar a su padre por la relación que tenían, o la falta de la misma debido a la paternidad ausente de John, Julian decidió amigarse con su pasado. Muestra de ello es el nombre del disco.
Cuando Julian tenía 3 años, su madre Cynthia Powell se enteró que John la engañaba con Yoko Ono y le pidió el divorcio. Una noche John Lennon le pidió a Paul McCartney (padrino de Julian) que lo acompañara a la casa de Cynthia para visitar a “Jules” (tal el diminutivo de Julian) y al despedirse se inclinó hacia el niño y tomándolo de los hombros le dijo “Hey Jules, no lo eches a perder, tomá una canción triste y hacela mejor”. De regreso a su casa, Paul no podía quitarse esas palabras de la cabeza y al llegar a su casa escribió en tan solo 10 minutos uno de los grandes clásicos de los Beatles, sólo que cambió Jules por Jude, fue así que nació una de las mejores canciones de todos los tiempos, “Hey Jude”. Julian, decidió tomar el nombre de la canción que habla de él y su padre para titular su séptimo disco solista, y el primero en 11 años desde “Everything Changes” (2011).
En la portada de “Jude” aparece en una foto en blanco y negro tomada en 1974 cuando Julian tenía 11 años. Este es un álbum reflexivo donde se hace cargo de su pasado y musicalmente muy interesante.
Abre el disco “Save Me” donde como su nombre lo expresa, suplica por ayuda entre sonidos electrónicos, cuerdas y cierta oscuridad inquietante. “Freedom” comienza con un sonido parecido al tic-tac de un reloj, que marcan el tempo, arranca con la voz gastada y luego se va elevando suavemente mientras le canta a un amor liberador.
“¿No ves que la guerra terminó” pregunta Jude en la gran pieza pop que es “Every Little Moment”, una canción cuyo estribillo nos recuerda en su melodía al hit de Aztec Camera, “Working In A Goldmmine” (1987). “No One Night” tiene como base el claro rasgueo de una guitarra acústica y unos bellos arreglos de cuerdas frotadas, mientras Lennon hace gala de su vulnerabilidad.
“Love Don’t Let Me Down” encuentra a Julian en su mejor momento con una balada que apunta a lo positivo en una relación. Allí canta “Abre tu corazón y llegarás lejos”, para finalmente pedir “Amor, no me dejes caer”. “Round And Round Again” es una bella pieza que se centra en la voz de Lennon. Comienza con el sonido de la lluvia, una guitarra acústica y luego va sumando elementos que le dan mayor cuerpo conforme avanza la canción. A continuación llega “Love Never Dies”, una brisa suave y reflexiva desbordante en arreglos de cuerdas. Una canción de amor y compromiso en donde canta “Seré el viento que seca tus lágrimas, seré la voz que nadie oye, seré la luz que te guíe a casa, seré la sensación de que no estás solo, seré el susurro en tus sueños, seré el amor que está en el medio, seré el leve escalofrío en la habitación, seré una vieja melodía familiar que está sonando para recordarte que todo lo que crees es lo que te define, así que escúchame no estás solo, tú siempre estarás cerca mío. Abre los ojos porque el amor nunca muere”.
“Breathe” da un giro de un estado depresivo al inicio de la canción “no queda nada dentro de mí”, para luego seguirle un plan para “un nuevo comienzo” y tornarse más esperanzador “Quiero respirar, quiero volar lejos hacia las estrellas para poder extender mis alas”.
“Siento que se avecinan cambios, muy fuertes. Puede que no sea para siempre” canta en “Lucky Ones”, una pista con una batería y guitarra más rockeras que combinan con la segunda mitad de “Save Me”.
“Stay” muestra cierta experimentación entre el inicio con piano, una percusión marcial y la manera que lo transforma pasados los 3 minutos.
El cierre noir llega de la mano de la suave “Gaia” y las colaboraciones de la cantante suizo-japonesa Elissa Lauper y el integrane de The Blue Nile, Paul Buchanan.
En “Jude”, Julian Lennon no se guarda absolutamente nada, entrega todo y libre de las cargas que tenía antes cuando se preocupaba por demostrar que a pesar de ser “el hijo de” también era un buen músico. Sin lugar a dudas estamos frente al mejor disco en la carrera solista de Jules.
