La joven recordó claramente que tenía 6 años cuando su mamá se unió en pareja con ese sujeto que, en la primera ocasión, se acostó en su cama la abrazó, la besó, la manoseó y le dijo que cuando fuese grande sería su novia. Fue el principio de una cadena de abusos, cada vez más graves, pues a los 12 comenzó a violarla y a los 16 la chica quedó embarazada y luego perdió a su bebé fruto de esos ultrajes, según denunció. Que le impediría seguir con el aprendizaje de un instrumento musical que le apasiona o que su mamá moriría de un infarto si llegaba a decir algo, fueron las amenazas que actuaron de efectiva mordaza en esa chica para que soportara los abusos, según consta en la acusación.
Cuando la chica tuvo 18 años dijo basta y decidió que el vejamen sufrido en febrero de 2017 sería el último. El 27 de marzo de ese año denunció en la Comisaría de la Mujer y luego aportó a la investigación un video casero en el que el sospechoso admite que tuvo relaciones sexuales con ella y la llevó a una curandera para que abortara, precisaron voceros del caso.
Ayer, ese sujeto de 52 años comenzó a ser juzgado de las graves acusaciones sexuales en la Sala III de la Cámara Penal. Y ante el juez Eugenio Barbera, la fiscal Ana Lía Larrea, el abogado de la víctima, Daniel Terussi, y su defensor oficial Carlos Reiloba, negó haber cometido ataque sexual alguno contra su hijastra. Según fuentes judiciales, atribuyó la denuncia de la joven a una suerte de venganza por exigirle que le dé más importancia a sus estudios que a sus novios. La denuncia del padre biológico de la chica, la adjudicó al despecho del hombre. Hoy, sigue el juicio.