Hace casi tres años, el mirador "El Colorado’, en la Quebrada Agua de la Peña, fue escenario de las inauguración de la ruta 150, la obra vial más importante y estratégica de San Juan en los últimos años pues integra el Corredor Biocéanico. La traza del camino sortea montañas y precipicios, su construcción demandó siete años y una inversión de poco más de 1.200 millones de pesos.

La ruta nacional 150 tiene 85 kilómetros, fue licitada en seis tramos por Vialidad Nacional y se estrenó el 15 de octubre de 2014, uniendo por primera vez las localidades de Ischigualasto, de Valle Fértil, y Huaco, Jáchal. De los 12 puentes, dos de ellos reemplazaron a uno de los túneles previstos inicialmente. Fueron dos puentes arco cuyo emplazamiento permitió que el curso de agua no sea interrumpido por las pilas de hormigón. Todos los componentes de la estructura fueron procesados en fábrica y luego transportados a la obra para el montaje definitivo. A su vez, en un solo tramo de 22 kilómetros construyeron 6 túneles y 11 de esos 12 puentes. 

En la ruta se destacó además la construcción de más de 500 alcantarillas de gran porte, para permitir el libre escurrimiento de igual cantidad de cursos de agua y al mismo tiempo, muchas de ellas, facilitando el paso de la fauna del lugar.

Por otro lado, los trabajos durante su construcción concentraron gran parte de los recursos de la ingeniería vial.
 

Obras de arte, lechos de frenado, guardaganados, derivadores, empalmes, muros, puentes y túneles le dieron espectacularidad a la infraestructura, pero además posibilitaron aumentar la vida útil y la seguridad de la ruta.

En tanto, para dotar de mayor seguridad al trazado de montaña por el cual marcha la ruta, ante posibles desprendimientos de rocas o derrumbes tanto en los portales de los túneles como en las laderas de la montaña, se usó un recurso tecnológico inédito en la Argentina, como es la colocación de mallas de acero reforzadas con anclajes y cables de acero y de barreras dinámicas, estas últimas de diversas características para absorber la caída de bloques.

Construir la ruta implicó un enorme desafío profesional, técnico y económico. En algunos tramos, los especialistas tuvieron que partir desde cero, explorando montañas y quebradas para definir la traza.
Además, para llevar a cabo el proyecto, hubo que mover más de 3 millones de metros cúbicos entre roca y suelo, excavando y rellenando en distintos sectores, mayormente en la Quebrada Agua de la Peña.

El diseño del camino fue realizado en base a parámetros técnicos de un corredor internacional. Previó la libre circulación de todo tipo de vehículos de carga, con pendientes longitudinales inferiores a 5,5% y anchos de calzada variables, que contemplan zonas de sobrepaso. 

Por sus características, la Asociación Argentina de Carreteras, entidad civil que agrupa a diversos miembros privados al sector vial, premió a la ruta 150 como la "Obra Vial del Año 2014”.