"Nosotros también estamos con mucho entusiasmo y muchas ganas de ir, así que muy contentos. Se nos vienen un par de fechas en San Juan con muchísima gente", dijo Pablo Monky a punto de tomar el colectivo que los trajo hoy a San Juan. Él es uno de los hacedores de la famosa Fiesta Bresh, con la que la juventud local celebrará hoy su día en el Circuito San Juan Villicum (en la megacelebración organizada por el gobierno provincial); y que volverá a subir a escena el 25 de septiembre en La Meseta (ex De la Ostia), para mayores de 18. "La fiesta más linda del mundo" le llaman a este encuentro donde hits de distintos géneros musicales que van desde el rock nacional al trap, lanzados uno tras otro por más de una decena de DJ’s ubicados en el centro de la escena, hacen cantar y bailar a los asistentes, cada uno con su grupo, distanciado de otros, pero compartiendo el mismo sentimiento. El formato, creado por un puñado de amigos que buscaban un concepto de fiesta diferente y que en 2021 está celebrando sus 5 años de vida -desde el primer gran show, aclara Pablo, porque hay una larga historia detrás- se convirtió en un verdadero furor dentro del país y en el extranjero; incluso en su "versión pandemia", ya que el público los siguió acompañando fuera en movidas presenciales en burbujas o virtuales, que llegaron a reunir a más de 80 mil almas en simultáneo por Instagram Live. De la idea y de la realidad que superó aquel sueño, Pablo habló con DIARIO DE CUYO.
– ¿Qué es este fenómeno que crearon, que congrega a miles de personas?
– Y se terminó convirtiendo en algo más grande de lo que pensamos… Igual siempre nos lo imaginamos así, desde el día uno que dijimos "Che, podríamos hacer la fiesta más linda del mundo". Capaz no proyectábamos que en tan poco tiempo iba a ser realmente la fiesta más linda y no sólo acá, donde estamos directamente conociendo todos los rincones del país ¡y es una experiencia hermosa! De San Juan nos han escrito mucho para que vayamos; ¡y conocer todas las ciudades y todas las personas es muy lindo!
– ¿Cómo fue ese "laboratorio" donde surgió la idea?
– Capaz que ese laboratorio funcionó inconcientemente desde muy jóvenes, desde la secundaria te diría, cuando un grupo de amigues veníamos organizando fiestas de las que se hacían en casas. No éramos mucho de ir a boliches, entonces por ahí encontrábamos un lugar más cómodo en ese tipo de fiestas con personas cercanas… Broder, que fue el primer gran DJ de la Bresh, y Juan Ernesto, que está ahora en Estados Unidos, eran amigos de toda la vida; Broder es mi primo… bueno, nos conocíamos entre todos. Un día se dio que teníamos una presentación en Buenos Aires que se tuvo que cancelar y dijimos "Bueno, hagamos una fiesta" y "Pongámosle un nombre"… y ahí, casi por accidente, fue organizarla y fue un éxito. Y nos dimos cuenta que esa fiesta que hacíamos en las casas estaba traducida a otro espacio más grande y fue una experiencia tremenda. Ahí vimos que sabíamos hacer muy bien algo y así empezó todo… siempre con filas de gente afuera para entrar, no lo podíamos creer. Y ese sentimiento de no poder creerlo sigue hoy, cuando vemos que estamos en todos lados, pero que se sigue sintiendo como empezó la Bresh, como una fiesta en una casa con la gente que querés…
– Que sea el mismo éxito en el país que en el exterior no deja de ser curioso. ¿Dónde está la clave?
– La música es un idioma universal y las ganas de pasarla bien y disfrutar también. La Bresh es la misma fiesta en Nueva York que en San Juan. Hay algo romántico y lindo que es que todo el mundo grita cuando tirás Qué calor, de Pibes chorros; sea en Arroyito, en el Hipódromo o en Miami… El slogan de la fiesta es que tiramos hitazo tras hitazo de todas las épocas, pasamos de Abba a Charly García, de Spinetta al reguetón… Hay por supuesto una lectura de pista y de la gente, del momento… Y se da un show que tanto desde lo musical como lo performático termina siendo eso, universal…
– Pero algo más que música se juega en la Bresh ¿o no? No es sólo tirar hits…
– Creo que la Bresh pudo armar una muy linda comunidad de personas… Hay una magia especial que es esto que te digo, que se termina transmitiendo tanto afuera como en Argentina… hay algo energético que se pudo transmitir con la fiesta que se siente y que ni yo te lo puedo describir, aunque sé que hay algo ahí. Tengo la sensación de que es esa cosa que estamos amasando hace tantos años, que termina viéndose en una fiesta, pero que es una forma de pensar, de ser, de disfrutar…. Cosas que estamos aprendiendo y que defendemos…
– ¿Qué cosas?
– Es una fiesta hecha por un grupo de personas y por la gente que viene a la fiesta, que tenemos un pensamiento en común, de formas de disfrutar sin que te dé vergüenza cantar en un lugar o cómo estás vestido, que no te dé vergüenza cómo estás bailando una canción… Es como poner en primer lugar la alegría y el cariño y las amistades… parecen obviedades pero me da la sensación de que hay una forma de ver la vida parecida entre toda la gente que hace y sigue la Bresh… bueno, me puse filosófico de más (risas).
– ¿Como una hermandad?
– Bueno, no sé si sería ese el término (risas)
– Otra cosa curiosa es que en pandemia, en su versión virtual, también explotó…
– Esto de la cuarentena y la virtualidad fue otro salto de la Bresh, que incluso nos permitió estar girando como estamos girando hoy, por todos lados. De repente se dio un fenómeno que ni nosotros podíamos creer. Con todo el mundo encerrado en sus casas, fue un momento donde Internet disparó números y nosotros estuvimos ahí, todos los fines de semana. Entonces dijimos de hacer un vivo y armamos una Bresh desde los livings de nuestras casas, con cosas típicas de la escenografía, como los peluches y los globos; y fue algo que no podíamos creer. Llegamos a 85 mil personas en simultáneo viéndolo… Internet fue un suceso y la Bresh lo agarró. Antes de eso capaz que a las fiestas iban muchos jóvenes de 25 años para abajo y después de la virtualidad, se popularizó a un nivel altísimo y hoy viene gente de todas las edades a la fiesta. Algo impresionante que pasó es que nos encontramos en los grupos chicas con sus madres. Fue un momento tan difícil el que pasamos y la Bresh sirvió para que, por lo menos los fines de semana, despejaran un poco. Fue un momento de disfrute, como jugar a que estabas en una fiesta, pero desde casa…
– A ustedes la virtualidad, lejos de afectarlos, los potenció…
– Totalmente, crecimos muchísimo a nivel de público…
– Y muchos dirán "¡Uy, cómo la pegaron estos pibes!".
– (Risas) Y sí, pero hay un trasfondo y es trabajar muchísimo. Nosotros trabajamos todo el tiempo en la fiesta, hace cinco años con toda la cabeza puesta ahí, pero esto no empezó hace cinco años, sino como decía, mucho antes, diez años atrás…
– Y hoy parece como una banda y ustedes, una suerte de "rockstars"…
– Sí, pasó un poco eso (risas), como no funcionamos como personas individuales sino que somos "La Bresh", le dio como un carácter de banda que está lindo. Incluso nos ponen así, como en el line-up de los festivales, "La Bresh"… Vayas adonde vayas, sea el DJ que sea que esté en el escenario, siempre va a transmitir lo que es la Bresh, eso es lo más lindo de las personas que están y que se van sumando.
-¿Y qué significa la palabra "Bresh"?
– No tiene un significado… Siempre digo que así como en Harry Potter la varita eligió al mago, acá el nombre eligió a la fiesta, apareció del cielo…
– Bueno… ¿ya pueden decir que "Bresh" significa "la fiesta más linda del mundo"?
– Exactamente, así es.