Un reciente estudio sobre los países con más burocracia en América latina determinó que el liderazgo en las estadísticas negativas lo tienen Venezuela y Argentina, precisamente las naciones de la región con los peores indicadores económicos como alta inflación, enorme gasto público y estancamiento productivo. El impacto en el sector privado lo refleja una pyme que necesita 794,6 horas al año para cumplir con sus trámites, lo que implica 3 horas por días laboral.

La diversidad de exigencias fiscales y administrativas nacionales, provinciales y municipales tiene una multiplicación de trabas, pérdidas de tiempo y la incertidumbre en cuanto al cumplimiento de las obligaciones en un contexto cambiante de las normas. Para una empresa, según su actividad, esto representa en promedio 902 horas al año, duplicando al tiempo de gestiones similares en Colombia y México y triplicando a iguales trámites en Brasil.

El estudio recuerda que el número de trámites a cumplir, entre 46 y 50, más del 85% están digitalizados, lo que indica que el monstruo burocrático crece alimentándose a sí mismo creando nuevas instancias de control y de permisos. Esto determina más controladores y despachantes de permisos, o sea más empleo público, más gasto y más déficit, con el agravante de ampliar los niveles de corrupción.

Es un indicativo de la explosión del empleo público, directamente proporcional a la contracción del PBI. Según estadísticas oficiales, en 2012 había 6,1 millones de trabajadores en blanco en el sector privado y 2,5 millones de estatales, y en abril último, con más de 10 años negativos del PBI se contabilizaron 5,9 millones de empleados privados, o 3,5% menos, y 3,2% millones de agentes públicos, o un 27% más en casi una década.

La administración, en cualquier jurisdicción, parece convencida de que la eficiencia está en crear más burocracia y para ello lo justifica la nueva figura de los "observatorios", surgidos para monitorear los objetivos de diferentes áreas del Estado, como controlar que se vacune el personal estratégico de Salud Pública, o en Educación, para cumplir los objetivos durante una paralización inédita.

Los observatorios con sus equipos de trabajo son tan variados, que los creadores parecen admitir que con la burocracia crónica y creciente no alcanza para cumplir con una buena Administración, y por ello la voracidad estatal infinita, con más gastos ejecutivos y operativos.