
Hoy están de moda "las series". Las podemos encontrar en diferentes plataformas, una de las que llamó especialmente mi atención fue "The Chosen" (Los elegidos), la cual puede verse en una app gratuita en cualquier teléfono móvil.
The Chosen narra una historia de Jesús muy particular. En especial por su humanidad, su desandar el camino de la revelación paulatina del Hijo de Dios. De los ya dieciséis capítulos de las dos temporadas disponibles, el episodio que más hondo caló en mí fue el del encuentro de Jesús con Nicodemo o, mejor dicho, el encuentro de Nicodemo con Jesús.
Jesús acostumbraba a hablar a gente sencilla, pescadores, artesanos, agricultores, pastores, etc. Con Nicodemo ha de enfrentarse a un "intelectual". Se lo describe como un "fariseo" (maestro de la Ley), "notable", no era cualquiera, era distinguido.
Aquí se dará el combate entre la inteligencia y la lógica, versus, "la locura de Dio". Una lucha de almas. Sin embargo, no son del todo contrincantes, ambos aman sinceramente la verdad y Nicodemo busca sin rodeos al Dios verdadero.
Alma llena de interrogantes
El alma del fariseo estaba llena de interrogantes. ¿Y si ese Jesús dijera la verdad? Pues el hijo de un carpintero habla con la autoridad y la limpieza de quien anuncia una verdad sin tratar de sacar ninguna ventaja para sí. Ese nazareno le tironea el alma. Nicodemo lo busca. Lo busca "en la noche", en medio de las tinieblas, no quería ser visto por otros judíos, tenía miedo que lo vieran con Jesús.
La cobardía del intelectual
Es la cobardía propia del intelectual, que encuentra razones inteligentes para retrasar las decisiones que ya están bien claras en su mente. Le sobra el orgullo que tanto retrasa en la fe a los intelectuales. La puerta de la salvación, no sólo es estrecha, también es baja, y duele agachar la cabeza y doblar la espalda para entrar por ella. Nicodemo quiere encontrarse a solas con Jesús. Lo logra. De noche. Al verlo, lo saluda con el título de "maestro" (rabí), con lo cual le da cierta altura, y le dice: "sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
La puerta de la salvación, no sólo es estrecha, también es baja, y duele agachar la cabeza y doblar la espalda para entrar por ella.
La respuesta de Jesús
Jesús parece contestarle como un alienado mental, su respuesta nada tiene que ver con el halago que acaba de recibir, tal vez a Jesús esto no le importaba tanto como lo que tenía para decirle a Nicodemo: "Te aseguro, que el que no renace de lo alto no puede ver el reino de Dios". Nicodemo era un "anciano", ¿de qué renacimiento habla? ¿se está burlando? Pero el "notable" no se enoja, utiliza el método de los "inteligentes", la ironía: "¿cómo un hombre puede nacer de nuevo cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?" Jesús tomó al "inteligente" y lo condujo a la puerta de lo absurdo: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios". Esta respuesta fue un puñetazo, Nicodemo tambalea.
El verdadero nacimiento
Jesús habla de un verdadero nuevo nacimiento, es decir, de un cambio total, no un simple ajuste de tuercas, no una nueva dirección, no un "recalculando". Y el Maestro continúa: "Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes que haya dicho: ustedes tienen que renacer de lo alto".
Jesús le está pidiendo que muera a todo lo que es, y que nazca a una vida distinta, nueva. Jesús continuó: "El viento sopla donde quiere, tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con el que ha nacido del Espíritu".
Nicodemo sabe que la palabra griega "pneuma" también significa "viento" y "espíritu". Se pregunta si Jesús está jugando con él. Vuelve a cuestionar: "¿Cómo es posible todo esto?"
Jesús explica las escrituras
Ahora es en Jesús donde aparece la ironía: "¿Tú que eres maestro en Israel no sabes estas cosas?" Si Nicodemo conocía las Escrituras sabía que el profeta Ezequiel había anunciado de parte de Dios: "Y les daré otro corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo, quitaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne (Ez. 11, 19)".
Nicodemo sentía que ardía su corazón mientras Jesús le explicaba las escrituras.
Jesús añadió: "Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?". Jesús pedía una entrega total a Él. No lo invitaba a un cambio moral, sino a un renacimiento total.
Nicodemo entiende. El "inteligente" no dice nada, desaparece de la escena. Volverá a entrar en escena el día en que Jesús fue crucificado, llevará cien libras de mirra y áloe para ungir el cuerpo muerto de este Nazareno que ahora le habla. En el alma de quien llegó de noche, estaba amaneciendo.
