
Mientras la mayoría de los sanjuaninos trata de cuidar el medio ambiente para atraer turismo a la provincia, hay delincuentes que provocan acciones repudiables como depredar, matar y destruir ese ecosistema que tanto cuesta mantener. La referencia es para los cazadores furtivos que pululan por distintos lugares del territorio local, asesinando animales silvestres que son originarios de esta zona. Por enésima vez para los sanjuaninos salen a la luz matanzas de guanacos como de otras especies de animales silvestres en la provincia. Estos animales son autóctonos y son muy especiales, ya que forman parte de la vida nativa y son atractivos turísticos para los amantes de la fotografía en la inmensidad de las montañas andinas. Pero, como los guanacos, otros animales mamíferos de distintos especies, incluyendo aves, son sometidos a las trampas y balas asesinas de personas que no tienen escrúpulos y que no tienen idea del daño que ocasionan. Al punto de romper con el equilibrio que ofrece el hábitat para la supervivencia de los seres vivos. Ante esta situación, se hace muy necesario que las autoridades de los tres poderes del estado se reúnan y se comprometan a trabajar de manera rápida y eficaz para que las leyes sean más severas contra este tipo de crímenes.
Debemos tener en cuenta que tanto flora como fauna son importantes para la vida del hombre en la tierra y miembros de esta sociedad las están destruyendo. Y, con ello, atentando contra la vida de todos los seres humanos.
Las leyes de flagrancia deben actuar con rigor, como también la Policía Ecológica debe tener más miembros para custodiar los campos de la provincia y evitar que la destruyan. Se sabe que los campos en la mayoría de los departamentos sanjuaninos son atacados por cazadores furtivos y depredadores de la flora silvestre. Es de esperar una urgente respuesta de la Justicia, que la Cámara de Diputados legisle sobre el tema y que el Poder Ejecutivo disponga de su poder para terminar con esta barbarie en San Juan.
Por Ramón Ochova
Periodista – Poeta
