Según un reciente estudio, personas de todas las edades deberían hurgarse la nariz, comerse los mocos y, por si fuera poco, animar a sus hijos a hacer lo mismo. De acuerdo con la investigación, publicada por el National Center for Biotechnology Information de Canadá, los mocos pueden tener muchos beneficios para la salud. Proteger los dientes, por ejemplo.
Las secreciones nasales contienen mucinas salivales (proteínas macromoleculares) que forman una barrera contra las bacterias que pueden provocar la aparición de caries. Tras estas conclusiones, los investigadores que dirigieron el estudio están buscando, por ejemplo, formas de crear “mocos sintéticos” que puedan consumirse en forma de chicle o de dentífrico.
Sin embargo, la salud dental no es el único impacto positivo que tiene comerse los mocos. Según el periódico británico The Independent, existen pruebas científicas de que la mucosa presente en las secreciones nasales es una defensa eficaz contra las infecciones respiratorias o las úlceras estomacales.
En contrapunto, el otorrinolaringólogo estadounidense Erich Voigt dice que hay varios motivos por los que no habría que hurgarse la nariz. El doctor Voigt explicó que la entrada de gérmenes en la nariz combinada con el acto de hurgar puede provocar abrasiones. Estas abrasiones sangran, lo que “fomenta la aparición de gérmenes, costras e irritaciones”.
Además, el especialista también señaló que hurgarse la nariz puede ser perjudicial porque puede provocar hemorragias nasales graves.