Como es natural después de toda contienda electoral, la del domingo pasado dejó también un sin fin de datos jugosos para repasar. Una elección implica competir y, en consecuencia, la forma más sencilla de despuntar los resultados es haciendo un filtrado entre ganadores y perdedores. Pero en este caso el hecho de que en la boleta permaneciera una categoría que al final del día no se computó y que para colmo de males esa censura cayera sobre los cabeza de lista, potencia las versiones, las distorsiones, e invita al peligroso juego de la futurología política. Haciendo la obvia salvedad de que este primer round electoral subió al ring solamente a los candidatos a intendente, concejales y diputados, también hay que afirmar sin temor a dudas que la verdadera competencia y lo jugoso del análisis está en el futuro de los líderes, Sergio Uñac, Marcelo Orrego y José Luis Gioja. Si la línea de llegada computaba sólo los votos de la elección pasada, Uñac ganó, Orrego salió segundo y Gioja terminó tercero, cómodo. Pero si la competencia contempla lo que viene, y lo ocurrido hace siete días es sólo una posta, se puede decir sin lugar a dudas que Gioja quedó rezagado y sin chances de ganar, aunque sí de competir, y que Uñac (o sus candidatos) y Orrego (un poco más atrás) son los líderes que mantienen expectativas claras de victoria. De todas formas y tras la irrupción de la Corte Suprema de Justicia, el nuevo actor de la política argentina, también se puede afirmar que, en realidad, Uñac fue el gran perdedor ya que sin la participación de los tres jueces que firmaron la suspensión de la elección para gobernador y vice, los votos le hubieran dado al pocitano cuatro años más de gestión. Los supremos Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti aún están en juego y son tan impredecibles como el estado del tiempo, se nota. Dicho sea de paso, en la Casa de Gobierno sanjuanino apuntan los cañones a dos o tres actores por el fallo de la Corte: Miguel Ángel Pichetto y alguien o algunos del Pro nacional. Uñac le dijo a sus más cercanos que no se quedará con los brazos cruzados. Suena batalla grande, pero todo está abierto a que pase cualquier cosa.
Cántamela como quieras
DIARIO DE CUYO publicó esta semana una infografía donde se contabilizaban los votos que cada subagrupación obtuvo según la categoría de diputados proporcionales. ¿Por qué esa categoría y no otra? El consultor Maximiliano Aguiar sostiene que se trata de la categoría que casi nadie corta y que va pegada a la de gobernador. Esas dos cualidades podrían convertir a los proporcionales en testigos de una estimación medianamente seria sobre los votos que hubieran obtenido los candidatos a gobernador. Claro que esta hipótesis, vale la pena advertir, ocurre en medio de una elección totalmente atípica y fuera de cualquier libro de sociología o política que se registre. En esa cuenta y por unos seis mil votos, el diputado nacional Orrego superó a Uñac en el ‘mano a mano’. Por frentes, la victoria de Uñac fue clara.
Al día siguiente y para continuar los análisis, este medio publicó otra infografía con la misma idea, pero sumando los votos de la categoría intendente. En ese cálculo, la diferencia a favor de Uñac era bastante superior en el mano a mano con Orrego, unos 14.000 sufragios aproximadamente. En la suma por frentes la diferencia es escandalosa a favor del frente oficialista. ¿Cuál de las dos formas de sumar votos es más representativa de lo que hubiera ocurrido en las urnas si Uñac era candidato? Es bastante difícil de dilucidar. La conjetura de Aguiar es razonable, pero en este contexto de buen vínculo entre los intendentes y el gobernador, resulta bastante difícil creer que los jefes comunales manden a los dirigentes a suprimir la categoría principal y, en general, en los 19 departamentos no hubo un llamativo corte de boleta. Lo sufrió la hija del intendente de 9 de Julio, Emili Núñez, con los liberales; también algo parecido ocurrió en Jáchal por la mala relación de Miguel Vega con el peronismo de ese departamento; y además hubo corte alto en Calingasta, Ullum e Iglesia, distritos donde por lo general influyen más los caprichos de los dirigentes que alguna otra cosa. Además para la elección que viene y por más que los jefes territoriales quieran mandar a cortar boletas no lo van a poder hacer, simplemente porque sólo estará la categoría de gobernador y vice. Ese buen vínculo de Uñac con los intendentes y nombres de peso en los departamentos, será clave para el resultado electoral que viene.
El trabajo de Uñac ahora es mantener esa buena sintonía con los intendentes salientes y electos y sabe que para que eso ocurra debe masticar con tiempo y paciencia los nombres de la nueva fórmula, si es que la Corte Suprema finalmente decide lo que todos creen, que el mandatario sanjuanino no podrá mantener su candidatura. El Gobernador tiene que parir una fórmula que le guste al peronismo, que sea competitiva, y que garantice una gestión al menos decorosa. El justicialismo, que hasta la elección del domingo pasado secreteaba dudas respecto de la capacidad del pocitano de conservar la Gobernación, ahora está enviándole señales de acompañamiento. Es que los hombres y mujeres de la calle 25 de Mayo casi Alem empiezan a ver que cualquiera que el Gobernador designe tiene altas chances de asegurarse al menos por cuatro años la titularidad del sillón de Sarmiento. Eso es muy positivo para el mandatario, que logró torcer la voluntad de las encuestas en dos meses y medio, casi. Pero también lo obliga a usar la mesura y analizar qué es lo mejor para el conjunto.
El resultado del domingo también deja fuera de competencia a la línea interna que conduce Gioja; es decir, el giojismo no tiene espacio para reclamar nada. No tienen votos suficientes. Tampoco poseen autoridad política para pedir ninguna participación. Pero, a su vez, Uñac sabe que para ganarle a Orrego necesita de todas las líneas internas, incluida la de Gioja y Fabián Gramajo, y mucho más si él no puede figurar en la boleta. El lunes en Radio Sarmiento Uñac habló de convocar a todos. Según filtraron algunos dirigentes con llegada a la Casa de Gobierno, se sabe que el todavía intendente chimbero ya mandó mensajitos con señales a algunos alrededor del mandatario. No hay nada que ocultar. Todos saben que la pelea interna provocará una derrota, y aunque sea masticando bronca, se van a alinear. El peronismo tiene esa ¿virtud?
Por lo que ha dicho y hecho, Uñac va a pelear hasta las últimas consecuencias con la Corte Suprema por ser candidato, pero paralelamente va despuntando la nueva fórmula. El Gobernador tiene ahora una nueva tarea que ensayar, la de elegir, posar el dedo en uno o dos elegidos. Todo indica que Cristian Andino continuará en la fórmula y que la completará alguien con mayor nombre, trayectoria y peso político dentro del justicialismo. Todos miran al senador Rubén Uñac, pero todavía nada está cerrado. Una parte de Casa de Gobierno dice que los supremos definirán la suerte de Uñac este martes, y otros aseguran que lo harán la semana que viene. Nadie lo puede asegurar, esa es la pura verdad.
El gobernador, ya con esa decisión en la mano, no solamente tiene que acertar en la fórmula de su frente, también lo tiene que hacer con la fecha en la que los sanjuaninos elegiremos gobernador y vice. Si lo bajan, ha dado señales de fijar elecciones para después del 24 de junio, fecha límite para anotar candidaturas nacionales. La idea es que Orrego tenga que decidirse por ser candidato a diputado, senador o gobernador. O, si planea apuntar a la Gobernación y por las dudas a legislador nacional, como ya hizo, que la maniobra quede bien expuesta. Pero esa decisión también es algo que hay que medir, porque colateralmente perjudicaría a Gioja, quien ahora es necesario en la sociedad política del frente oficialista.
El tiro de la fecha debe ser bien medido, porque en el medio está la gestión también. Las encuestas dicen que el trabajo del mandatario sanjuanino y la mayoría de sus ministros y secretarios de Estado está bien considerado por la población. Será vital que el pocitano mantenga ese porcentaje elevado, ya que de él depende el éxito electoral también. Había mucho miedo con las cifras de inflación y una supuesta bronca con los oficialismos, pensamiento que viene perdiendo por goleada en las distintas votaciones provinciales, incluida la municipal de San Juan. Parece que la gente identifica que los dramas de la inflación son puramente asunto del Gobierno nacional y no está castigando a intendentes o gobernadores por ese problema. De todas formas, si el Gobierno propone hablar de su trabajo, es importante mantener la gestión en buen nivel. Hay que volver a revisar fechas de paritarias y quizás también tener en cuenta ese hito a la hora de escribir la palabra ‘elecciones’ en el calendario. Ya pasó, y no fue sencillo. Puede volver a pasar.
Después, para despuntar el vicio, hay varios puntos más que dejó la elección: los contundentes fracasos de Sergio Vallejos y Eduardo Cáceres; el primer paso que ya dio el bloquismo y que necesita reforzar; la buena performance de los libertarios, que deberán aprovechar para la nacional y también para la contienda por el sillón de Sarmiento; y este horrible, engorroso y tramposo sistema electoral, que al fin y al cabo no resultó todo lo dañino que anticipó la oposición. Los primeros, Cáceres y Vallejos, han ensuciado la campaña política desde el inicio hasta el final, y seguirán haciéndolo, seguramente. Denuncias en los medios que nunca se hacen en la Justicia, mentiras en las redes sociales y acusaciones personales sin sentido, esa fue la campaña de los dos impresentables compañeros de frente de Orrego. Una verdadera vergüenza para la política sanjuanina, como dijo en algún momento Marcelo Arancibia, uno que sí se puso al hombro la tarea de convencer, que caminó la provincia y que muy probablemente termine siendo noticia en la elección a gobernador, cuando se produzca. Y ojalá así sea.
El bloquismo. La decisión del partido centenario de probarse en la cancha no estuvo mal, pero tienen mucho trabajo que hacer. Ojalá terminen por darse cuenta de que hay mentiras como la de Graciela Caselles que la gente ya no se banca más. Caselles, por ejemplo, es la madre de todos los problemas de los iglesianos, junto con Gioja, y es la legisladora que menos hizo por San Juan y que más tiempo ocupó una banca. La gestión de Luis Rueda tomó una decisión y estos 20.000 votos que ellos dicen que tienen, deben tomarlos como el inicio de un despegue. La elección nacional puede ser una oportunidad. Tiene un enemigo fuerte, que son los libertarios. Es un monstruo nuevo que nadie sabe para dónde saldrá, pero evidentemente es una fuerza en ascenso, que el kirchnerismo ha decidido sumar a la batalla, incluso con las complicaciones que esa decisión puede acarrear en las provincias. Da la sensación que los votos no fueron los esperados por los bloquistas, pero la decisión fue importante. Tienen que trabajar para que las peleas internas no echen por tierra este nuevo inicio.
Párrafo aparte para Capital: Emilio Baistrocchi terminó víctima de la marca Juntos por el Cambio, y la falta de aggiornamiento del peronismo. De buena gestión y muy apoyado por el Gobierno, el actual jefe comunal perdió por paliza frente a Susana Laciar, cuyo mayor objetivo era posicionarse para la nacional de octubre. Roberto Basualdo la quería candidata a senadora. Nunca pensaron que superaría a Rodolfo Colombo, el enamorado de la Capital. Una pena que llegue alguien que no quería, aunque hay que esperar. Esta coyuntura que puso a Laciar en el sillón de intendente no la inhibe de hacer una buena gestión.
En resumen, los dirigentes políticos más importantes de la provincia ya pasaron su primer test electoral del año y más de uno estará como escribió el genial Charly García en El amor espera: ‘Yo me hago el muerto para ver quién me llora, para ver quién me ha usado. Yo me hago el diablo porque sabe por viejo lo que aprende del diablo’.