La flora y fauna sanjuanina han sido menos agredidas por el hombre en este otoño a comparación de los anteriores gracias a un inesperado aliado, el aislamiento social obligatorio, según se desprende de la cantidad de infracciones que realizó la Dirección de Conservación y Áreas Protegidas, dependiente de la Secretaría de Ambiente. En lo que va del año calendario hasta este viernes, que se celebra el Día Mundial del Ambiente, se registraron 46 infracciones, un 40,7% si se considera el mismo tiempo del año pasado, cuando se habían hecho 113.
La mayor cantidad de actas este año estuvo relacionada con la captura de aves silvestres (35), aunque en donde hubo un mayor número de infracciones a comparación del año pasado fue en la cacería de guanacos.
El titular de la Dirección, Dardo Recabarren, afirmó que las inspecciones y los recorridos en las áreas protegidas fueron casi las mismas a comparación del año pasado, por lo que la explicación a una menor cantidad de infractores radica en la cuarentena. “Ayudó significativamente que la gente no podía circular. No quitó que encontráramos a los más osados capturando aves y cazando animales”.
La caza está prohibida por la Ley 606-L, considerando a la misma como un delito. La normativa vigente establece que será reprimido con prisión de dos meses a dos años.
Donde hubo más infracciones en los primeros 5 meses de este año fue por cacería de guanacos (5) que en el mismo tiempo del año pasado (3). “Sabemos que a partir de marzo, después de la cosecha, es la época más activa. Y fue en el comienzo del aislamiento, principalmente en las dos primeras quincenas, cuando realizamos la mayor cantidad de actas. Básicamente, los infractores creyeron que por la cuarentena no iban a salir las inspecciones”, afirmó Recabarren. De todas formas, una de las más notorias sucedió el mes pasado, cuando un propio empleado de Ambiente se encontraba cazando.
El aislamiento también motivó a que hatos de guanacos se movilizaran por nuevas áreas. Varias veces fueron vistos cerca de rutas como la 150 y en puntos urbanos como Ischigualasto.
Las infracciones por captura de aves silvestres fueron las más numerosas aunque cayeron un 23 por ciento a comparación del año pasado. Los ‘pajareros’ optaron en los últimos años recorrer por el campo los nidos previamente individualizados y llevarse los pichones. Estiman que sólo 2 de cada 10 sobreviven.
Los benteveos siguen siendo las aves más codiciadas en el mercado negro local, por el canto del macho. Luego, las diucas, jilgueros, chamuchinas y cardenales de copete colorado le siguen en cuanto a cantidad de ejemplares retenidos. Recabarren afirmó que ahora la captura continuará con tramperos para adultos, por lo que el método de recolección en nidos, que es el más dañino por la mortalidad de aves, casi terminó… hasta el año que viene.
En los años anteriores, en líneas generales entre marzo y junio se labraron 2 de cada 3 infracciones. “La curva se repitió también este año, pero en menor cantidad y la explicación está en la pandemia”, concluyó el funcionario.