La Cumbre de los líderes de los países desarrollados y emergentes G-20 realizada el fin de semana en Buenos Aires tuvo un desarrollo satisfactorio en cuanto a organización y seguridad, al tiempo que otorgó a los participantes el ámbito apropiado para mantener un diálogo fructífero en relación a los principales temas que preocupan al mundo en materia de desarrollo económico y comercial.
Sin ninguna duda, gracias a este logro, la Argentina está ahora en la consideración de las grandes potencias como un país que se encamina a lograr, en un futuro próximo, un destino de crecimiento y desarrollo basado en las propuestas que hizo en la reunión y que marcaron el eje de las discusiones y los acuerdos alcanzados.
Más allá del análisis que se pueda hacer de las conclusiones, para nuestro país lo importante ha sido el hecho de haberse constituido en estos días en el centro de atención de los países más desarrollados del planeta y que el encuentro se haya realizado con normalidad, descontando las habituales manifestaciones de sectores disidentes que son comunes en cada reunión del G-20 y que en este caso no llegaron a empañar el éxito del encuentro.
La Argentina quedó bien posicionada después de la Cumbre por una serie de factores que van desde haberse constituido en el primer país sudamericano en organizar un encuentro de estas características y haber logrado la asistencia del total de estados miembros, entre grandes potencias, países emergentes e invitados especiales como Chile y Holanda. También ha sido una oportunidad única para demostrar la capacidad de acordar con otras naciones un operativo de seguridad que permitió a los mandatarios, junto a sus esposas, participar con total tranquilidad de una variada agenda de actividades sociales y culturales, entre las que se destacó la gala del Teatro Colón.
Es importante resaltar que por estos días Buenos Aires y la Argentina ha estado en los ojos de la mayor parte del mundo y lo ha hecho demostrando que se trata de un estado civilizado, de gente pacífica que ha colaborado con predisposición para que la Cumbre se realizara de acuerdo a lo previsto.
El éxito del encuentro es mérito de las autoridades organizadoras, pero también de todos los sectores que de una u otra formas contribuyeron para que todo saliera de la mejor manera. En definitiva, el éxito es del país que ha demostrado que está a la altura de este tipo de realizaciones.
