Que el folclore nace en el pueblo llano y "camina por todas las clases sociales", vinculando danzas, bailes, sones y celebraciones tradicionales, es una de las conclusiones a la que se llega sobre todo desde la sociología, cuando se comenzó a investigarlo a partir de sus dos cualidades indispensables para el análisis, su condición de anónimo y popular. En San Juan, hace poco más de cuarenta años, don Emeterio Gabriel Guzzo, entusiasta investigador y prolífico hombre de la cultura sanjuanina, director fundador de la revista "Payhar, paisaje y hombre argentinos" (editada entre 1953 y 1974), promovió notablemente el folclore o lo que en otras latitudes se denomina "Antigüedades Populares", "Literatura Popular" y, en palabras más precisas, "el saber tradicional del pueblo". En ese marco pudo demostrar que las cuyanías florecieron siempre con vigor porque de eso se trataba, de rescatarlas e impulsarlas entre las nuevas generaciones.
El análisis de Guzzo
En una ocasión, en 1981, Guzzo analizó a través de sus publicaciones el papel de los intelectuales ante el folclore y en nuestro caso puntual ante la música cuyana. Comenzó expresando que "son muchos, diseminados por todo el mundo, los que se dedican a escudriñar o salvar material folclórico, llevándolos a páginas de libros y tantas veces a una placa fonográfica". Y se preguntaba "si acaso no fue un intelectual el que inventó elementos de cultura fundamentales como la imprenta, que permite inmortalizar el verbo del hombre folk". O si no es frecuente ver a profesionales universitarios "cuando toman una vihuela y cantan un tema folclórico". O a intelectuales en general que "además de escribir un libro para sumar conocimientos, también saben bailar una cueca, una zamba o recitar un poema gauchesco". Y lo que hacen en realidad, según pensaba Guzzo, "es vitalizar y perennizar el folclore".
En ese camino cita a intelectuales de aquellas épocas como Ricardo Rojas, Joaquín V. González, Adán Quiroga, el folclorólogo Juan B. Ambrosetti, o Juan Alfonso Carrizo, investigador argentino de la poesía oral, considerado uno de los más notables de América, y sobre quien se pregunta: "¿Qué hubiéramos hecho sin su trabajo sobre la poesía tradicional?". En otro momento de su investigación sobre el devenir del folclore y, naturalmente de nuestra cuyanía, puntualiza que "el mismo pueblo folc, generador del folclore es un intelectual en potencia, en tanto que su sabiduría está señalada por la eternidad o temporalidad que da a sus creaciones.
La tonada cuyana
Y la tonada no podía faltar en estas lúcidas y vigorosas observaciones de Guzzo. Comienza advirtiendo que "se le adjudica ascendencia española ya que participamos en el pretérito cultural de raíces hispanas. Es un hecho intrínseco y más allá del cantar, los tenemos en nuestras danzas tal como la ha escrito Carlos Vega (Nota del redactor: musicólogo, compositor y poeta argentino, considerado padre de la musicología argentina) al hablar del origen de esta parte del arte argentino". Pero nuestra tonada "no es tonadilla española. Nuestra tonada es nuestra", asegura Guzzo, "ya que es el resultado de un proceso de cultura, sentimiento y también influencia telúrica, ya que lo que generó el indígena no puede ser extraño a nada de lo que somos hoy. Estamos respirando sus mismos aires y mirando su mismo cielo; la naturaleza es la misma; están las montañas andinas donde anidaron y abrevaron ellos".
Finalmente, en su vasta exploración sobre estos temas, Guzzo, que fuera el propulsor del Museo de la Policía de San Juan y, hasta los últimos días de su vida, un permanente difusor de nuestra historia cuyana y su música popular, no podía dejar de citar a Carlos Gardel y su vínculo con la tonada sanjuanina y Saúl Salinas, "quien pasó temas cuyanos a Gardel y con él integró el cuarteto junto a José Razzano y Pancho Martino". Se refiere a los temas de Salinas grabados por el Zorzal Criollo como "Dónde andará", "La Pastora", o "Sanjuanina de mi amor".
Un gran legado cultural
Gabriel Guzzo, que falleció en 1981 a los 69 años, escribió para los tiempos casi una veintena de libros, entre ellos "25 años de labor cultural tradicionalista", fue miembro de la Academia Provincial de la Historia y del Instituto Tradicionalista "General Espejo", de Mendoza. Creó programas radiales sobre la temática, fundó el Instituto de Cultura Tradicional "General San Martín", y llegó a componer letra y música de tonadas y valses, algunos de los cuales inscribió en SADAIC e interpretaron grupos de cantantes locales.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
