Con emoción. Mirando con atención cada fotografía de los ejemplares de DIARIO DE CUYO de la tragedia de 1977, Yolanda comentó cómo vivió los últimos tres grandes terremotos de San Juan.

Busca en su memoria detalles finos de los terremotos de 1944 y 1977 para compartir sus vivencias. Sin embrago, los ojos le brillan al admitir que eso no le significa un gran trabajo porque las huellas están latentes por el sismo del lunes pasado. Y, aunque para ella cada uno de esos sismos fue distinto y los vivió en momentos diferentes, hay similitudes entre los tres grandes terremotos locales. Así, Yolanda Silva, una sanjuanina de 85 años, recordó cómo vivió cada uno de esos momentos históricos para esta provincia. "La destrucción de las casas y las grietas me impactaron mucho en los tres terremotos", le dijo a este diario.

"Con los terremotos uno queda marcado para siempre", dijo Yolanda, quien tiene 3 hijos, 7 nietos y 4 bisnietos. Y agregó que en estos días no paró de recordar lo que vivió cuando tenía 10 años (en 1944) y posteriormente, cuando ya era adulta y hasta tenía a sus hijos (en 1977). "La primera vez que viví un terremoto sentí más incertidumbre y la segunda vez, más miedo. Es que en el "44 era niña y mucho no entendía lo que había pasado y la gravedad. Pero el del "77 fue el que más sufrí porque mis hijos eran chicos", agregó la mujer que en 1944 estaba de vacaciones en Huerta de Huachi, en Jáchal, porque tenía un tío que era el director de la escuela albergue de esa zona. "Él -por su tío- había llegado de la villa -de Jáchal- hacía un ratito cuando nos empezó a gritar que saliéramos de la casa porque todo temblaba. Recuerdo que corríamos, que había gallinas de mi tío y que volaban por todos lados y las piedras lajas de los cerros caían haciendo mucho ruido", dijo y comentó que en esa zona no hubo caída de casas porque eran de piedra y mucho más resistentes que los adobes. Sin embargo, lo que vio al otro día, cuando llegó a Jáchal a caballo, no se le borró más de su memoria. "Entramos al pueblo por un huella que estaba rota, las casas estaban derrumbadas y se podía ver mucha tristeza", dijo y señaló que siempre se acuerda de la solidaridad que movió a la gente en ese momento. "Llegaban los trenes cargados de ropa, porque la gente había perdido todo", agregó y dijo que luego del terremoto del lunes pasado está muy emocionada de ver cómo los sanjuaninos siguen siendo solidarios.

Años más tarde y sin pensar que la naturaleza la pondría otra vez a prueba, Yolanda fue testigo de otro terremoto. "Ya vivíamos en esta casa y mis hijos estaban durmiendo. No podía levantarme de la cama por lo mucho que se movía y el ropero se caía. Cuando pudimos salir, nos quedamos en el fondo y pasamos mucho tiempo viviendo ahí por miedo. Comíamos y dormíamos ahí", dijo y resaltó, con un poco de enojo, que en el "77 el gobierno nacional (a cargo del dictador Jorge Rafael Videla) no fue tan solidario con los sanjuaninos. "La gente tenía miedo hasta de ayudar. Esa vez no fue tan común la solidaridad", explicó y dijo que cuando ahora vio las fotos de las grietas en el pavimento no pudo evitar recordar las de Caucete. "La diferencia es que las del "77 eran mucho más grandes. Mi cuñado y mi hija fueron hasta Caucete porque él tenía un tío allá y ellos le llevaron mercadería y me contaron que estaba todo caído. Los ayudó la Policía a encontrarlo, porque a diferencia de ahora no había tanta comunicación. El lunes pasado, mientras temblaba yo escribía, a oscuras porque se me cortó la luz, que estaba bien. Mandé miles de mensajes", dijo, entre risas y admitiendo que aunque no le gusta mucho, la tecnología le permitió sentirse cerca de su familia.

"Ahora siento que no les tengo miedo a los terremotos, sino mucho respeto. Igual, espero no tener que vivir más temblores como estos. Cuando mis nietas eran chicas, mi mamá les contaba historia de los terremotos y ellas la grababan. Ahora yo les puedo contar a mis bisnietos para que sepan qué sentimos cuando pasan estas cosas", concluyó la mujer y dijo que el lunes pasado estaba dentro de su habitación pintando y que cuando las cosas del ropero comenzaron a caer, no pudo evitar viajar en el tiempo y recordar los dos grandes sismos anteriores.