El paso de la niñez a la adolescencia es una de las etapas más complejas a la que se enfrentan los estudiantes del nivel secundario, que deben afrontar este proceso, en la mayoría de los casos, con poca ayuda tanto en sus hogares, donde los padres no tienen tiempo para dedicar a los hijos a consecuencia de las características de la vida moderna, como en el ámbito escolar donde docentes y preceptores no están debidamente capacitados para atender las diferentes conductas que suelen poner de manifiesto los estudiantes, vinculadas con la agresividad, la violencia y actitudes obsesivas compulsivas que suelen inclinarse hacia la depresión.

Lo que preocupan son las consecuencias que pueden traer aparejadas la falta de atención o de oportuna intervención en chicos que comienzan a evidenciar problemas diversos en momentos que están ingresando a la adolescencia, y que carecen de un soporte que les ayude a afrontar ese duro trance.

Si bien la familia debería ser la estructura base en materia de contención en el inicio de la adolescencia, se sabe que a medida que pasa el tiempo esta se va debilitando cada vez más, de una manera casi natural, en la medida que los padres deben permanecer más tiempo fuera de sus hogares, o que deben cumplir con otras actividades que forman parte de los nuevos estilos de vida que rigen en la actualidad.

En el ámbito escolar del secundario, los profesores y preceptores son piezas claves en la interrelación que se establece entre ellos y los alumnos. Son quienes tienen la posibilidad de acercarse espontáneamente e influir en algunas conductas o toma de decisiones, ante determinados temas vinculados con la vida de estos chicos.

A los padres hay que tratar de inculcarles que intenten cambiar sus estilos de vida en beneficio de la relación padre e hijo, convirtiéndose en necesario soporte para que el adolescente no se sienta solo o a la buena de Dios en materia de contención familiar.

Por su parte los profesores y preceptores, más allá de sus conocimientos, necesitan de un proceso de capacitación que los ayude a entender varios aspectos de la conducta y comportamiento de los estudiantes. Para evitar problemas futuros es necesario que estos profesionales estén capacitados para observar casos de inestabilidad emocional, poca comunicación, comportamiento antisocial, aislamiento y falta de integración al grupo de compañeros, alta impulsividad, rigidez de pensamiento, escasa habilidad de solución de problemas, relaciones ambivalentes y comportamiento provocador o de rechazo hacia los compañeros y adultos, incluyendo a los padres.

Detectados estos comportamientos quedará aplicar estrategias de contención básicas para que se puedan ser aplicadas en la prevención de situaciones de complejidad.

El hogar y la escuela son dos ámbitos distintos para trabajar en favor de los niños-adolescentes intentando solucionar aquellos problemas de base para lograr un joven íntegro, sin desviaciones ni comportamientos que estén reñidos con los principios que hacen a un hombre bien formado.