El dictador argentino Leopoldo Galtieri cavó su propia fosa hace 40 años cuando lanzó la aventura militarista de Malvinas y perdió la guerra contra Gran Bretaña, derrota que derivó en la caída del régimen y el retorno a la democracia.
El 2 de abril de 1982, tropas de la dictadura recuperaron por la fuerza las islas que Argentina reivindica como parte de su territorio. Tras 74 días de batalla, se rendían ante una colosal fuerza de tareas enviada por Londres.
Tres días antes, el 30 de marzo, una masiva movilización callejera de la central obrera y partidos políticos que reclamaban "elecciones ya" había sido reprimida ferozmente, con centenares de heridos, además de un muerto en Mendoza.
Los combates en estas islas del Atlántico Sur arrojaron un saldo de 649 argentinos y 255 británicos muertos. El mundo asistió con asombro al choque bélico entre ambos países. Es el más importante de los conflictos de soberanía reconocido por el comité de descolonización de Naciones Unidas.
El expresidente argentino de facto "Galtieri tenía pretensiones políticas de pasar a la historia. Su dictadura entraba en fuerte crisis económica, en medio de violaciones masivas a los derechos humanos. Fue puro oportunismo sin rasgos de patriotismo", dice a la agencia AFP el historiador Felipe Pigna, prolífico autor de libros.
Inicialmente, la maniobra rindió frutos: Galtieri salió al balcón de la Casa Rosada, una tradición de gobernantes democráticos, frente a una Plaza de Mayo dos veces colmada de gente que respaldaba la recuperación de Malvinas.
"Fue un manotazo de ahogado de la dictadura que buscaba perpetuarse en el poder. Sucede que Malvinas es parte de la identidad de los argentinos", afirma a AFP Edgardo Esteban, director del Museo Malvinas, escritor y periodista, premiado por el guión de la película "Iluminados por el fuego".
Pigna recuerda que "se venía barajando un plan secreto de ocupación para una de las dos fechas patrias, el 25 de mayo (Revolución de 1810) o el 9 de julio (Independencia en 1816). Pero ante la protesta social, el salto del dólar y las corridas financieras, se apuraron los planes".
Naciones Unidas admite la disputa de soberanía desde 1965 y llama a negociarla. Reino Unido siempre se negó. "Argentina quiere recuperarlas por la diplomacia y la paz. Malvinas es parte de nuestra vida", dice Esteban.
"La dictadura creó la fantasía del apoyo que tendría de Estados Unidos. El plan era ocupar, negociar y retirarse. Pero al ver la Plaza de Mayo repleta desde el balcón, Galtieri decide quedarse", evocó Pigna. Casi 15.000 soldados argentinos fueron movilizados al archipiélago en el Atlántico Sur.
Las tropas argentinas desembarcaron el viernes 2 de abril de 1982 en las islas. Ese día se rindió el gobernador colonial de las islas, Rex Hunt, y se izaba el pabellón celeste y blanco en Malvinas.
La recuperación de las islas fue recibida con euforia por la población en Argentina, que en varias ciudades se volcó a las calles a festejar la incorporación de Malvinas al territorio nacional. La idea original del plan de recuperación diseñado por la Armada era dejar en las islas un fuerza que realizaría tareas de policía mientras se llevaba a cabo una negociación diplomática, en la creencia que los británicos no enviarían una flota hasta los remotos mares australes.
"El gran respaldo que tuvo la operación (argentina el 2 de abril) por parte del pueblo sorprendió a los militares y es posible que los haya envalentonado a cambiar los planes iniciales y decidirse por sostener una contienda bélica en vez de negociar", sostiene en diálogo con Télam el historiador Federico Lorenz.
La entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, venía debilitada internamente pero encuentra un motivo para mejorar su imagen. Manda a luchar a miles de tropas, dos portaaviones y centenares de barcos, bombarderos y helicópteros. "Tenía una enorme superioridad militar", reflexiona Pigna.
"Londres consigue el apoyo de la OTAN (Organización para el Tratado del Atlántico Norte), de Washington (EEUU) y de la dictadura de Chile", ilustra el historiador.
Argentina se rinde el 14 de junio y el régimen, en crisis terminal, convoca a elecciones. La noche de la rendición, miles de argentinos marcharon a la Plaza de Mayo a reclamar contra los responsables de la derrota. Fueron reprimidos.
Pero la fosa estaba cavada y los dictadores, a punto de caer. Nombraron a un general de transición, Reynaldo Bignone, quien llamó a comicios y en octubre de 1983 regresaba el sistema democrático.
"Se subestimó al enemigo a partir del vínculo con Estados Unidos y los elogios a Galtieri del presidente Ronald Reagan. La autocrítica y los errores militares están contenidos en el Informe Rattenbach, desclasificado hace 10 años", indicó Esteban.
El historiador y el excombatiente Edgardo Esteban destacan el contraste entre la actitud heroica de los inexpertos y jóvenes soldados ("esos chicos que pusieron el cuerpo", dice Pigna) y las brutales conducciones de los mandos militares, denunciados incluso por aplicarles torturas en el campo de batalla.
Aunque los militares argentinos fueron condenados por los crímenes de la dictadura, los tormentos sufridos por los conscriptos (privarlos de alimentos o enterrarlos en la nieve hasta el cuello) aún no han sido juzgados.
Quienes lo denunciaron se encuentran, 40 años más tarde, a la espera de que la Corte Suprema determine si constituyen crímenes de lesa humanidad y por lo tanto no prescriben.
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"Estamos ganando" y, después, la rendición
En las escuelas, los niños jugaban a la guerra, eufóricos. "Estamos ganando", se leía en la propaganda oficial. La frase, parte de la campaña del Gobierno militar argentino (1976-1983), buscaba mantener el entusiasmo de la opinión pública, mientras en las islas se aproximaba la derrota.
Esos territorios estaban ocupados por Reino Unido desde 1833 y Argentina había venido insistiendo en el reclamo soberano sobre las islas, por herencia de la corona española y por proximidad geográfica.
Si el reclamo era histórico, ¿por qué en ese momento se decide la ofensiva militar? Por un lado, la debilidad del Gobierno militar, que atravesaba una creciente oposición social. A mediados de 1981 los principales partidos políticos formaron la llamada Multipartidaria para exigir el llamado a elecciones. En ese contexto, la lucha por la soberanía podía funcionar como una forma de intentar crear respaldo en la ciudadanía. Aunque hubo un fervor soberano por la confrontación, no terminó de opacar el ya establecido rechazo al gobierno militar.
Un rechazo alimentado, por un lado, por la creciente evidencia de violaciones a los derechos humanos en un Gobierno que dejó 30.000 desaparecidos. Y por otro, por una política económica fracasada, con un desplome del empleo, y una inflación que en 1982 fue casi del 165%: una de las peores crisis económicas que vivió el país.
Asimismo, lo que se consideró un error estratégico, la junta militar especuló con que Reino Unido no reaccionaría a la invasión de las islas, porque eran lejanas y porque históricamente no habían sido de especial interés para los británicos. Pero Londres reaccionó, y con fuerza.
Y, un error más de cálculo: la convicción del Gobierno de Galtieri de que EEUU sería, cuanto menos, neutral ante la ocurrencia de un conflicto armado. Como ocurrió con los otros supuestos equivocados, EEUU no dejó de privilegiar su alianza histórica con Reino Unido: colaboró directamente, entre otras, con información satelital, que permitió a los británicos asestar duros golpes a las Fuerzas Armadas argentinas, especialmente el fatal hundimiento del crucero General Belgrano.
Pigna, el historiador, califica a la dictadura argentina como "pro-yanqui y servil al aparato financiero militar del régimen de Washington. Se había endeudado hasta donde el Fondo Monetario necesitaba. (EEUU) había entrenado en torturas y desaparición a tropas contrarrevolucionarias de Centroamérica. Para EEUU, en la elección entre su aliado histórico y una dictadura amiga (Argentina) no había duda posible". El 14 de junio de 1982, el que había sido designado gobernador de Malvinas por el gobierno militar, Luciano Menéndez, firmó la rendición incondicional de tropas argentinas. La destreza de los pilotos militares argentinos generó admiración de los británicos. Muchos de los soldados del país sudamericano eran jóvenes mal entrenados. La derrota dio impulso a la salida del Gobierno militar del poder. Con el paso de los meses se convocó a elecciones democráticas.
- El Belgrano: golpazo en la historia naval
El 2 de mayo de 1982, el crucero argentino Gral Belgrano fue atacado por el submarino inglés Conqueror en momentos en que navegaba a 35 millas al sur de la zona de exclusión determinada por Gran Bretaña alrededor de Malvinas. Fue la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina. De los 1.093 tripulantes, murieron 323, casi la mitad del total de muertos argentinos en la guerra; y unos 770 lograron sobrevivir en balsas inflables, pero debieron esperar varios días en el mar, con temperaturas bajo cero. Según expertos, el buque argentino estaba alejado de la zona de beligerancia, por lo que no revestía amenaza para el Reino Unido. Torpedearlo fue un crimen de guerra. Varios argentinos aseguran que esa orden inglesa buscaba reforzar la popularidad de la premier en el Reino Unido, Margaret Thatcher.
- "Tengo claro que las islas no son inglesas"
A cuatro décadas de la guerra en Malvinas, el presidente Alberto Fernández le concedió a la BBC -el histórico multimedio estatal del Reino Unido- una entrevista exclusiva en la que aseguró que "lo único que tiene claro es que las Malvinas no son inglesas".
Resaltó que el territorio se encontraba habitado por argentinos antes de que los británicos lo usurparan en 1833: "Desde entonces las venimos reclamando. Si algo tengo claro, lo único que tengo claro, es que las islas no son inglesas", subrayó.
El mandatario instó a resolver el conflicto histórico a través del diálogo para encontrar "puntos de acuerdo". De esta manera, el primer mandatario se mostró abierto a negociar: "Estoy dispuesto a dialogar con los que usurpan mi tierra para ver si consigo que me la devuelvan", aseguró.
- Martínez de Hoz y el 2 de abril
El recuerdo de los 40 años del intento de recuperación de las Islas Malvinas coincide con otro aniversario que se cumple este 2 de abril: hace 46 años, el por entonces ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, anunciaba el programa económico de la dictadura cívico-militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976. El 2 de abril de 1976 comenzó un período de cinco años con una inédita apreciación cambiaria que fomentó la especulación financiera, la fuga de capitales y el deterioro de las actividades productivas.